El pintor inglés vino a Granada de visita y se quedó casi 16 años. Aquí maduró como artista, aprendió a plasmar los colores que le ofrecía la ciudad, se casó con una granadina, tuvo dos hijos y se compró un carmen justo al lado de la plaza de San Nicolás, que ahora ha sido remodelado y puesto en alquiler por una empresa granadina que se dedica a estos menesteres. Del pintor queda su imborrable recuerdo y una estatuilla que le hizo en 1944 Mariano Benlliure y que está puesta en una pequeña plaza (La ... (ver texto completo)