Los
amaneceres nevados son recurrentes en el
paisaje invernal de mi querido y bellísimo
pueblo.
Entre mis recuerdos de la primera infancia, allá en el
olivar de Juanico el Grillo (q. e. p. d), junto al barranco Juncarón, desde donde veía en la loma el Cortijo del Hambriento, de pie y habitado a la sazón por dos
familias, la de Barbara y los Barranco que solamente tenían hijas, que hacían todas las labores del
campo por duras que fueran, está el de una
nevada impresionante allá por el
invierno de
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