El nombre de
Benamejí deriva de Aani Bashir, pasando sucesivamente por Benamexir y Benamexi.
Benamejí se consolida en el siglo IX cuando en emir Abd Allah construyo su fortaleza llamada BANU BASHIR, fortificada mas tarde por Abd al Arman III. En 1240 Fernando III conquisto Benamexir y en 1254 fue donada por Alfonso a la orden de Santiago.
El Papa Clemente VII autorizo a Carlos I a vender algunas propiedades de las ordenes
militares y Benamejí es vendido al regidor de
Burgos Diego de Bernuy, por 19.965.000 maravedíes, el cual levanta al
pueblo de nueva planta, lo dota de Carta Puebla, reparte tierras y da normas para la organización de la villa.
Benameji es pueblo con Señorío desde que allá por 1549 Don Diego de Bernuy eligiese este espectacular enclave natural, antes disfrutado por
romanos y árabes, y se trajesen al mejor arquitecto, Hernan Ruiz II, para que hicieran el magnifico
Puente Renacentista sobre el
río Genil, la Aceña y el moderno trazado recto de sus
calles, en tiempos del siempre recordado
Palacio.
Las tierras del pequeño municipio de Benamejí jugaron un destacado papel en los albores de la
historia como encrucijada de
caminos y, consecuentemente, de estímulos e influencias culturales.
La fundación de esta localidad se produce en la época
medieval. Su fortaleza construida por el emir Abd Allah durante la rebelión muladí de al-Andalus y fortificada por Abd al Rahmán III, perteneció a la cora de Rayya (
Málaga).
Muestra de la historia y del interés arqueológico de Benamejí son los restos del
torreón medieval (conocidos como los yacimientos de Hacho), dominan visualmente toda la villa, incluso el viejo
castillo de Gómez Arias. En sus alrededores, que forman una meseta, se han encontrado abundante
cerámica ibérica pintada y geométrica,
romana y árabe. Retornando al antiguo castillo de Gómez Arias, cerca de él se han descubierto restos de antiguas civilizaciones, incluso la prehistórica, que denotan haber sido éste el emplazamiento de un importante núcleo de población. Actualmente, es muy poco lo que queda en pie y mucho lo que se presume soterrado. En lo poco que aún se alza de entre sus
ruinas se aúnan varias épocas de reconstrucciones y reparaciones. La fortaleza árabe que dio origen a la población pasó varias veces a manos árabes y cristianas hasta que Pedro I la conquistó definitivamente. En el siglo XVI don Diego de Bernuy, regidor de Burgos, adquirió la jurisdicción de Benamejí por casi veinte millones de maravedíes para poblarlo y elevarlo a villa. Un año más tarde redactó la correspondiente carta de población con obligaciones y derechos tanto para los habitantes como para el señor.
El rey Felipe V, dentro de un programa de conocimiento del país, decidió en 1729 trasladarse a
Sevilla con toda su corte. Durante esta estancia provisional, que duraría cuatro años, realizó distintos desplazamientos por
Andalucía. En ese tiempo viajó a
Cádiz y
Granada. En esos viajes se desplazaban todos los cortesanos, los militares de la guardia real y funcionarios de la administración real que realizaban con anterioridad al paso de la comitiva los trabajos necesarios para asegurar que el traslado, el hospedaje y la manutención fueran correctos.
Las crónicas cuentan que a finales de mayo de 1730 un ingeniero de
carreteras se encuentra en Benamejí supervisando los trabajos de arreglo del
camino entre Archidona y Benamejí, preparándolo para el paso de la comitiva real. En virtud de sus atribuciones de acuerdo con las Órdenes Reales dictadas al efecto para el desarrollo del viaje, solicita al municipio de
Lucena la ayuda de personal para efectuar los urgentes trabajos de preparación del camino, cuyo estado ofrecía graves carencias. La población de
Encinas Reales, que por aquel entonces pertenecía a Lucena, es la encargada de facilitar el personal necesario, un plantel compuesto por unas trescientas personas de distintos oficios dotadas de sus correspondientes picos, palas y demás herramientas necesarias. Tras un forcejeo sobre el pago de los jornales generados, que al final son pagados por el Concejo de Lucena, el 2 de junio el camino se encuentra en las condiciones necesarias para el paso de los carruajes de la comitiva.
La comitiva, que había salido el 6 de junio, pasa el día 7 y el 8 en Benamejí. El 8, día del
Corpus, por la tarde salieron de Benamejí con destino hacia Aguilar.
En la guerra de Independencia (1808-1814), las cuadrillas de Juan de
Campos y Pedro Alcalde operaron por los contornos de Benamejí y Encinas Reales, alternando la acción guerrillera de hostigamiento a los franceses con la rapiña y robos en la zona. Otra de las cuadrillas que operaba de igual modo allí era la de Pedro Pena, apodado el Sotana, que actuaba desde Benamejí con ocho o diez delincuentes fugados de los presidios. Una tercera partida existente fue la de Francisco Lozano, el Bolsero. El 2 de junio de 1811, en las cercanías de Benamejí, Pedro Alcalde concentra a las partidas de la zona logrando reunir, según dicen, a unos mil doscientos hombres con los que lleva a cabo un hostigamiento a las tropas francesas del Mayor Robin. El combate se salda con trescientos muertos, un sin fin de heridos y la desbandada de los españoles. Pedro Alcalde Heredia, un antiguo jornalero que había nacido en Los Villares, es apresado y trasladado a
Jaén, donde intentan ahorcarlo, pero al no disponer de verdugo, deciden fusilarlo y posteriormente colgar el cadáver del patíbulo. Estas y otras acciones en las que facilitaron el cobijo y el paso de las distintas partidas de los guerrilleros que operaban en la zona, provocó que los franceses multaran a la población, según consta en los escritos de la época.
Esta pobl., debida a los sarracenos, fué conquistada por el rey D. Fernando III, en 1250. El moro de Granada la reconquistó en 1333, mientras que el rey D. Alonso tenía sitiada a Gibraltar. En 1341 la volvió al dominio castellano D. Alonso Méndez, maestre de Santiago. Haciendo correrías el granadino por tierras de cristianos, durante el sitio de Algeciras para llamar la atención de los sitiadores, se apoderó de ella y destruyó su fortaleza en 1343. No tardó en restaurarse, y en 1361, la volvió a conquistar el rey D. Pedro de Castilla. Fue erigida, marquesado y el primero en este título fué el mariscal dé Alcalá D. José Diego de Bernuy y de Mendoza.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz.
Madrid, 1848.