ALMERIA: Mis viajes a la ciudad de Almeria (1969)...

Mis viajes a la ciudad de Almeria (1969)

Debía correr el año 1969, cuando visité la ciudad por primera vez. Fue en un viaje hecho con mi padre desde el pueblo de Serón, situado en el noroeste de la provincia, en la Sierra de los Filabres. Era un viaje con propósito familiar, o para algún papel oficial que había que gestionar, no recuerdo bien. En aquel tiempo había un autobús, que hacía el recorrido Serón-Almeria, que recorría todos los pueblos de aquella ruta. Eran más de tres horas de viaje, creo que casi cuatro horas, cuando llegaba el autobús a la estación de autobuses de Almeria, situada en la carretera de Ronda, haciendo esquina con una calle, que ahora no recuerdo el nombre. Allí giraba el coche en una rotonda circular, y enfilaba, calle arriba, por el barrio de la bola azul, hasta salir a la carretera de Guadix, por Rioja, Benaadux, Huercal de Almeria, hasta el cruce de la carretera con Guadix, con la carretera de Murcia, donde giraba a la derecha, entraba a Tabernas, y seguía hasta la carretera que sale para Uleila del Campo, Albanchez, Cantoria. En un cruce siempre peligroso, en el giraba aproximándose al centro de la calzada, con el intermitente puesto de la izquierda, hasta que no venía nadie de frente, y aquel gran chofer de Serón repentinamente metía aquel vehículo enorme, aquellos que había de 55 plazas (no recuerdo el número exalto de plazas, pero a mi me parecía que debía tener 55),-que según vi años posteriores en otros autobuses, era el número máximo de plazas que solían tener- Cuando el vehículo entraba en las curvas peligrosas de la sierra, de aquella carretera de montaña estrecha y sinuosa, el temor y a la vez la tranquilidad, se apoderaba de los temerosos viajeros cuando el vehículo giraba precipitadamente en aquellas curvas cerradas, con el morro fuera de la calzada, pero la serenidad de aquel chofer seguro y experto, daba mucha confianza a los viajeros, de tal manera que cuando el vehículo llegaba al pueblo o a la capital, al final del trayecto, se producía siempre una gran admiración por aquel conductor tan seguro de si mismo, que en un acto de agradecimiento, lo mirábamos con mucha simpatía, como un hombre protector, que nos hacía un bien, al atreverse a conducir un vehículo tan grande, por una carretera tan estrecha. Empinada, cuyos laeros profundos y angostos asomaban permanentemente ante nuestros ojos, de aquellas sierras imponentes, de pasos estrechos, curvas cerradas, donde había que hacer grandes maniobras para cruzarse con un camión, pitar en muchas curvas con claxon estruendoso, y donde el vacío de los terraplenes asomaba peligrosamente al borde de la carretera. (Continuará)

Córdoba. José Francisco. Marzo. 2011
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
En este sentido, los explotadores se han podido aprovechar de su situación de vulnerabilidad, privando de todo derecho a los trabajadores. Y muchos lo tienen perfectamente calculado: las inspecciones de trabajo son comunes en España, es algo de lo que la administración está profundamente concienciada. Por eso, las personas que contratan inmigrantes en situación irregular, saben lo que tienen que hacer para evadir las sanciones. Normalmente, “esconden” a los sin papeles. Ellos nunca trabajan de cara ... (ver texto completo)