Me sorprendió
Almería, solo conocía como destacado de la ciudad su alcazaba, pero cuando pateas sus
calles ves una ciudad viva y dinámica, su parte antigua ha sido reducida por conflictos y para dar paso a la modernidad. La zona nueva, me parece bien planificada, avenidas amplias y ajardinadas; comercios y
cafeterías elegantes y surtidos;
bares y
restaurantes con pinchos y
comidas estupendas y a precios normalmente asequibles; gente amable y dicharachera; bien comunicada con el resto peninsular por
vía aérea y
carretera, pero desatendida por el ferrocarril; el
puerto bullicioso con numerosos embarques hacia el norte de África.