He dormido en el sueño, con el sueño, y… tuve un sueño. En él, se me aparecieron unos cuantos inspectores de Hacienda; cada uno representando a un gobierno. Eran muchos gobiernos, dentro de un desgobierno infinito (Algo así, como la discusión bizantina sobre la Trinidad) Me pedían dinero, y yo no tenía para darles. Entonces, me robaban, me afanaban. Y, me decían. ¡Eres solidario! Yo, me revelaba, gritando: ¡Un censo de solidarios, un censo de solidarios! Pero, en el sueño, me hicieron solidario por imperativo legal. Y, vi, a una oronda olocracia partitocrática, comiendo gambas. ¡Gambas rojas! ¡Gambas blancas!… y, cierra la muralla. Vi un mapa con un clítoris físico, metafísico y político, que se adueñaba de mi penumbra, patéticamente ornamentada por un pene. Vi, un montón de huesos infinitos en infinitas facies cadavéricas. Y, fui solidario. Y, vi un barco solitario entre tempestades calmas, virando hacia la libertad de las armas. Y, fui solidario. Y, vi la doble faz, rebuznando cultura, mientras se servían mis garbanzos. Y, fui solidario. Y, vi, cómo me defendían matando y matándome, siendo solidario. De pronto, el sueño me dijo: “No seas espantajo”. Y, en el sueño, monté una asociación para defender del vuelo nefasto a los pájaros. Y, en ese momento, todos fueron conmigo solidarios. Y, viví, cómodamente solidario, en la infinita solidaridad, plástica y matemática de lo material y prosaico. Agradecí a los demás, su solidaria solidaridad desde su paro. Solidaridad metafísica del alma. Desperté del sueño, y me estaban llamando del banco. Les dije ¿Qué quieren? ¡Es usted un solidario. Pero, nos debe el interés del préstamo! - contestaron-. Hablé, entonces con Calderón. Me dijo:”…los sueños, sueños son…” Le contesté: ¡Me cago en san polvorón! Y, por favor, ríanse y sean solidarios. A ser posible con peculio ajeno. Saludos. PC
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