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Mensajes enviados por José Mel Z..L.:

Si quieres casarte bien, casate con un igual.

OVIDIO.
La edad de casarse llega nucho antes que la de quererse.

FRIEDRICH NIETZSCHE.
El amor gusta mas que el matrimonio, porque las novelas gustan mas que la historia.

FRIEDRICH NIETZSCHE.
El mejor matrimonio seria aquel que reuniese una mujer ciega con un marido sordo.

MICHEEL E. DE MONTAIGNE.
El amor es un juego; el casamiento un negocio.

ALBERTO MORAVIA.
El amor es a menudo fruto del matrimonio.

JEAN-BAPTISTE POQUELIN MOLIERE.
Que en este tiempo no parece justo casar a las hijas mozas contra su propio gusto.

TIRSO DE MOLINA.
-Eso, hijo, eso. Callate. Nescit vox missa reverti.
-Mire, don Lubencio, que con usted no va nada. Primero se me quema Emelinda, tan lozana y complacida que andaba ella entonces, y luego se me va la hija a encerrarse en un convento, y por si fuera poco, me quedo yo aquí solo, con las almorranas chorreándome fastidio y con la pena siempre enrobinándome el alma. Y ne habla usted de Dios. Prefiero morderme la lengua y no caer en la blasfemia.
-Sua cuique sollicitudo, Tomás, o lo que es lo mismo, a nadie le falta un quebraderro de cabeza. Pero Dios te echa de menos y yo también.
El viejo Tomás Chanzaina andaba siempre con pasos cadenciosos, de esos que parece que nunca llegan a ninguna parte. Observó la Ermita de San Roque a un lado, con su pequeño pórtico cobijando sombras y la espadaña rodeada de hierbas (que en Peñafonte crecen hasta en las piedras), con dos esquilones de bronce, pequeños, traidos por el cura Belarmino de la desaparecida Ermita de San Pancracio (que las minas sueltan escombros sin reparar en nada). Su encono hacia la iglesia habia ido en aumento, sobre ... (ver texto completo)
Allá en el arroyo, camino del maiz, con su debil curso, barbotando murmurios, remitida ya la furia de las cascadas de Riofarta, respirando sosiego entre agrimonias dormidas.
Tomás cruzo el puente camino de la posada. Cintilaban los barandales de roble, desnudos de cortezas, trabajados a garlopa por Laureano Bayón, quien, por cierto, escondido andaba por detras de la Ermita (ya se verá el porqué).
-Iría en busca de don Jacinto.
-Parece que es pulmonía. La partera la está curando con escaramujos silvestres y acebo hervido, pero el mal no se da la vuelta. Vi a Rufo salir a caballo hacia el camino de El Valle.
¿Sabes algo de Clara, la de Praxedes?
Cuando Tomás abrio el cuarterón de la puerta para irse, la niebla se estaba esfumando y en la humedad de las piedras se reflejaba el espectro de la luna, que asomaba despacio, con toda su luz cenicienta y su melancolia a cuestas, por detras de la Peña del Cuervo, plagando de fábulas los corazones.
-Como ves, Felicia, Dios también se equivoca, si no, mira cuando dejo a mi Emelinda arder entre los carrascos. Dime si eso no fue una equivocación. Y con Amelia también desaceretó y ahora rectifica, que de sabios es rectificar y Dios debe andar bien de sabiduría, pues este mundo, aunque tiene sus carencias, la verdad es que no lo maneja cualquiera.
-Ay, hija mía del alma, que del cuerpo no lo fuiste porque no lo quiso Dios, ni Santa Lucia tampoco, que mantuvo mis ojos bien abiertos, que si por tu padre hubiera sido (aquí está con cara de cutral castrado) preñada me hubiera dejado al menor descuido cuando andábamos los dos triscando la hierba en la tenada del abuelo Cosme, que en paz descanse. Que tú, Tomás, siempre tuviste la sangre calentada por el diablo hasta que la pobre Emelinda te sofocó la mala querencia.
El viejo Tomás, con labios y ojos endulzorados, por el jerez de la viuda unos, por la noticia los otros, le soltó la nueva a su prima Frlicia. Lo hizo con cierto aire de venganza, no en vano la vieja le había reprochado simpre su falta de coformidad con la santa decisión de su ahijada.
Amelia convalecía entonces de unas fiebres pasajeras que a menudo atacaban a las mujeres de su condición (quien sabe si se trata de una gracia del destino para que, postergado su cuerpo, su ánimo tome de nuevo aliento). La hija de Tomás Chanzaina, superada la enfermedad, pasó varios días untando su cuerpo con leche de Islandia, tratando su cabello con brillantina de la India (para recuperar su color de juventud) y tomando baños a base de mezclas de pensamiento, hojas de nochizo y rizoma de saponaria. ... (ver texto completo)
Ignorante de la suerte de su hija entró Tomás Chanzaina en la casa de la beata María Felicia quien renovaba el aceite de las candelarias en su pequeño santuario de cartón, presidido por San Roque, con el perro fiel que le lamió las llagas, patrón de Pañafonte, protector contra las pestes, las plagas, epidemias y otros desmaños del cielo, y donde tambien ocupaba un lugar preferente San Antonio, el más prodogioso y milagrero de los santos, hallador de cosas perdidas. También estaba por allí el robusto ... (ver texto completo)
Amelia convalecía entonces de unas fiebres pasajeras que a menudo atacaban a las mujeres de su condición (quien sabe si se trata de una gracia del destino para que, postergado su cuerpo, su ánimo tome de nuevo aliento). La hija de Tomás Chanzaina, superada la enfermedad, pasó varios días untando su cuerpo con leche de Islandia, tratando su cabello con brillantina de la India (para recuperar su color de juventud) y tomando baños a base de mezclas de pensamiento, hojas de nochizo y rizoma de saponaria. ... (ver texto completo)
El día en que Amelia decidio escribirle a su padre llovía desconsoladamente sobre las calles y los tejados de la ciudad, como lo hacia en Peñafonte cuando el cielo se trastornaba y no respetaba días ni noches, inviernos ni veranos, soltando sobre la tierra sin clemencia ni cesación toda el agua del mundo, que desbastaba murias y caminos, provocaba el desenfreno en los regatos y aumentaba reumas y arrugas en las gentes, que sufrían el diluvio inicuo encogidos junto al fuego del hogar.
El viejo Tomás Chanzaina (momento es ya de decirlo) no sabía que su hija Amelia hacia ya muchos años que no vivía en el Convento de las Hemanas de la Caridad, donde sólo habia pasado dos años de novicia. Amelia desatendio las reglas de la casa y se fue del brazo de un señor arrogante, benefactor del Convento, que tuvo la mala ocurrencia de morirse sin haberla hecho su mujer. Su apellido era Bermúdez y fue uno de aquellos ex emigrantes de América que al comienzo de la Dictadura se prestaron (con algo ... (ver texto completo)
Mientras la viuda Dulce Nombre de María, atendiendo las dicciones de su instinto, prendia prendia la candela de San Roque, el viejo Tomás Chanzaina llegaba a la casa de su prima María Felicia, pasado el puente de la Ermita, frente a la casa de Rufo Fernández.
Dulce se dispuso a escuchar, sentada en la mecedora de mimbre, mirando fijamente hacia las tapias de hiedra.
-Recuerda, dulce mujer, aquella noche de lluvia y desaliento en que vacilaba tiritona la llama de la candela del santo sobre la chimenea y que tú apagaste de un soplido por entender quizá que extinguido el objeto de tu amor la llama ya no tenia ningun sentido. Al hacerlo, despertaste lóbregos presagios en el cielo y en la tierra y un tropel de xanas (que son las incontinencias del alma) abarrotaron en aquel instante castañeros y pinares, extendiendo sus babosos rostros de desamor por hulleras y rocallas ... (ver texto completo)
El amor es a menudo fruto del matrimonio.

JEAN-BAPTISTE POQUELIN MOLIERE.
El matrimonio a decir verdad, es un mal; pero un mal necesareo.

MENANDRO DE ATENAS.
Un matrimonio feliz, es una larga conversacion que siempre parece demasiado corta.

ANDRE MOUROIS.
Un matrimonio exitoso es un edficio que se debe reconstruir diariamente.

ANDRE MAUROIS.
Es mejor ser infeliz en el amor que infeliz en el matrimonio, pero algunas personas logran las dos cosas.

GUY DE MAUPASSANT.
El matrimonio es la principal causa de divorcio.

GROUCHO MARX.
El enamoramiento es el peor consejero del matrimonio.

GREGORIO MARAÑON.
Los mejores entre vosotros son los que tratan mejor a sus esposas.

MAHOMA.
No hay mas hermosa, amable y encantadora relacion para la comunidad que un buen matrimonio.

MARTIN LUTERO.
De lo que nadie se ha arrepentido es de haberse acostumbrado a madrugar y de haberse casado joven.

MARTIN LUTERO.
Si te casas para adquirir mayor consideracion, no establezcas excesivas familiaridades con tu mujer.

RAIMUNDO LULIO.
El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista.

GEORGE CHRISTOPH LICHTENBERG.
El matrimonio, al contrario de la fiebre, comienza con calor y termina con frio.

GEORGE CHRISTOPH LICHTENBERG.
El amor es fisica; el matrimonio es quimica.

GIACOMO LEOPARDI.
El que tiene buena mujer es estimado por dichoso en tenerla y por virtuoso en haberla merecido tener.

FRAY LUIS DE LEON.
Si te casas lo lamentaras. Si no te casas, tambien lo lamentaras.

SÖREN KIERKEGAARD.
Se llama matrimonio de conveniencia al que se celebra entre personas que no se convienen mutuamente.

ALPHONSE KARR.
El matrimonio es la comunion de vida. Es la casa. Es el trabajo. Es el cuidado de los hijos. Es tambien alegria y esparcimiento comunes.

JUAN PABLO II.
No hay que elegir por esposa sino aquella que elegiriamos como amigo si fuese hombre.

JOSEPH JOUBERT.
Ordinariamente, el hombre que se casa solo por amor es una persona de debil caracter.

SAMUEL JOHNSON.
El matrimonio es el tormento de uno, la felicidad de dos, los conflictos y la enemistad de tres.

WASHINGTON IRVING.
No hay cuesta, por pedregosa que sea, que no puedan subirla dos juntos.

HENRIK JOHAN IBSEN.
Antes del matrimonio se considera el amor teoricamente; en el matrimonio se pasa a la practica. Ahora bien, todos saben que las teorias no siempre concuerdan con la practica.

HENRIK JOHAN IBSEN.
Dulce se dispuso a escuchar, sentada en la mecedora de mimbre, mirando fijamente hacia las tapias de hiedra.
Hablaba en alta voz (como lo hacemos todos cuando, metidos tanto en nosotros mismos, perdemos el sentido de lo que nos rodea y hasta puede que en ocasiones dejemos de respirar, pues, en ese estado, el aire se torna inútil, como la llama de una candela en medio de la tormenta, y el sentimiento parece no necesitar alientos materiales para sostenerse y sostenernos, ya que sostenidos estamos por él en los momentos en que nuestras palabras surgen como quejas y son respondidas por ánimas que flotan en ... (ver texto completo)
-Debí luchar mucho más por ese amor.