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Mensajes enviados por José Mel Z..L.:

Horaldo Fernández era grande y quieto, como la sombra de un ciprés al final de la siesta.
-El mediodía de San Juan.
En la mesa que había más cerca de la puerta, Horaldo Fernández Paz, Frutos Carralón y los arrieros Juan Villamanín y su ayudante (que hacian noche en la Posada) jugaban al tute de cuatro y mojaban los labios, de triunfo en triunfo, con vino de dos orejas.
-El mediodía de San Juan.
- ¿Y cuando llega su hija?
Era un buen aguardiente el que esta vez había traído el arriero Villamanín.
-Bueno, eso es diferente.
-La vida es pura contradicción. Tampoco a mi me cuadra que tú, con todo lo que sabes y con esa forma elocuente y segura que tienes de hablar, estés picando carbón en la mina de San Roque.
-Lo cierto es que nunca me cuadró que alguien que ponía tanta ilusión en todo acabara en un convento.
-No lo sé.
-Seguro que seguirá igual.
-Estaba llena de vida, en eso salía a Emelinda.
-Claro, siempre me embobó el entusiasmo que ponía en todos los juegos. Todos disfrutábamos mucho cuando hacia de madre en zurriágame la melunga.
-Cosas de curas. ¿Te acuerdas algo de Amelia?
-Pues, más o menos, que lo de Amelia habia sucedido contra su esperanza, pero muy en conformidad con su deseo.
- ¿Y qué quiere decir eso?
-Cuando usted se fue con su hija me dijo: Juan, apunta estas palabras de Cicerón para traducierlas, Illud ccidit praeter optatun meun, sed valde ex voluntate.
-Lo se. Yo fui detrás de ella a suplicarle al cura una última tercería en el asunto. Pero él, claro está, no podía oponerse a la voluntad de Dios.
-El día en que se fue Amelia estaba yo en casa de don Lubencio peleándome con el latín. Lo recuerdo muy bien. Ella fue a la Rectoral a despedirse.
El motivo de vivir de Tomás Chanzaina era reciente, llegado a su corazón por vía de alfaqueque, y así se disponia a esponérselo a Juan Damasceno, que bebía aguardiente de caña cerca de la estufa de carbón. Tomás llevaba aun la carta en las manos y un aleluya en los ojos.
Corria, pues, el amante arroyo arriba, hacia el nidal de pasión, motivo de su vida desde hacía muchos años, tantos como tenían los mellizos Roberto Belarmino y Eliseo (y con esto no se quiere insinuar nada, pues nada se sabía y hasta la misma María Gloria tenía sus dudas). Y este era el motivo de vivir del carpintero de Peñafonte (que en la vida el que no tiene un motivo para vivir se acaba pudriendo de aburrimiento y el corazón se le va encogiendo hasta desecarse y acabar como esas pieles de raposo ... (ver texto completo)
Laureano Bayón, al abrir Tomás la puerta, acerto a ver, desde la penumbra, al enastado Haroldo Fernández, marido de María Gloria, fallándole los basto al arriero Juan Villamanín. Para un buen rato tenía ya el bueno de Haroldo, por lo que Laureano tomó, presto, el Camino de las Moras, hacia el furtivo lecho de amor que ya preparaba, en el pajar, la afable María Gloria.
Había gente, corría bien el vino y a Mauricia Costales se le encendian los carrillos (no sabemos si por el ambiente cargante o por la buena marcha del negocio, que para una viuda joven y hermosa, con hija menor y tío maniático, todos los dividendos son pocos.
Tomás abrio la puerta de la posada de Maura.
Andaba al acecho, espiando o esperando algo.
-Eso, hijo, eso. Callate. Nescit vox missa reverti.
Laureano Bayón, el paciente marido de Constantina del Pino, amante furtivo de la afable Masría Gloria, madre de los mellizos, se ocultaba detras de la higuera para no ser visto por Tomás Chanzaina.
Hola y buenas tardes.
Victoria y Rosas, que esteis pasando un buen dia y un abrazo.
Bigamia es tener una mujer de mas; monogamia... lo mismo.

OSCAR WILDE.
Cuando un hombre se casa por segunda vez, es porque adoraba a su primera mujer.

OSCAR WILDE.
La mejor base para un matrimonio feliz es la mutua incomprension.

OSCAR WILDE.
Se considera matrimonio de conveniencia aquel en que dos personas conviven sin tener puntos de union.

OSCAR WILDE.
La dificultad del matrimonio no es enamorarse de una personalidad, sino vivir con un personaje.

PETER DE VRIES.
Me veo obligado a vivir a gusto de otro.

TERENCIO.
La mujer se casa para entrar en la vida social: el hombre, para salirse de ella.

HIPPOLYTE TAINE.
El matrimonio es como la vida real; un campo de batalla y no un lecho de rosas.

ROBERT LOUIS STEVENSON.
Me preguntas si debes o no casarte; pues, de cualquier cosa que hagas te arrepentiras.

SOFOCLES.
El matrimonio debe ser como el gobierno de un Estado: una serie de acomodamientos.

SAMUEL SMILES.
Una mujer virtuosa gobierna a su marido obedeciendolo.

PUBLILIO SIRO.
Un matrimonio continua unido misntras se ame. Cualquier otra union fuera del amor seria una tirania intolerable y la mas indigna tolerancia.

PERCY BYSSHE SHELLEY.
El matrimonio esta generalizado porque combina el maximo de atencion con el maximo de oportunidad.

GEORGE BERNARD SHAW.
Mejor es casarse que quemarse.

SAN PABLO.
Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.

SAN MATEO.
El matrimonio es una vocacion divina.

SAN JOSEMARIA ESCRIVA DE BALAGUER.
Algunos suben al matrimonio por los peldaños de la honestidad, otros bajaron al mismo por los de la piedad.

SAN AGUSTINN DE HIPONA.
El matrimonio no es tan util para la procreacion debida de los hijos, como para formar la mas feliz y propia sociedad de diverso sexo.

SAN NAGUSTIN DE HIPONA.
Un buen matrimonio seria aquel en que olvidariamos de dia que somos amantes y de noche que somos esposos.

JEAN ROSTAND.
La que nace hermosa, nace casada.

JOHN RAY.
Casate demasiado pronto y te arrepentiras demasido tarde.

THOMAS RANDOLPH.
La mujer que es entregada en matrimonio contra su voluntad a un hombre, es su enemigo.

PLAUTO.
El matrimonio puede ser con frecuencia un lago tormentoso, pero el celibato es casi siempre como una fangosa charca donde abrevan las bestias.

THOMAS PEACOCK.
Ninguna mujer contrae matrimonio por interes: todas tienen la astucia, antes de casarse con un millonario, de enamorarse de el.

CESARE PAVESE,