Como decía ayer –soy consciente de lo facilón del recurso- avanzábamos con gran dificultad, yo sobre todo, pues siempre fui pequeño pero entonces más, apartando retamas, brezos y no sé cuantos arbustos más con olores tan dispares como y su propia morfología. Saltando de una a otra roca caliza de aristas afiladas que a veces parecían cortadas a pico y a cuyos pies corre el río Gera, por entonces caudaloso en proporción a mi edad y las historias de ahogos que había oído e incluso de la prohibición ... (ver texto completo)