GERA: De pueblo pequeño, nada. Acaso, eso sí, el de mayor...

De pueblo pequeño, nada. Acaso, eso sí, el de mayor frustración jamás ocurrida, sino oiga:
"Cuatro ríos, dije yo allá por 1956, serpentean valles abajo para llegar al principal allí entonces, en Gera. Cuatro puentes romanos -osado y equivocado afirmé- pero sí de piedra. Restos de un fuerte castillo en la loma de El Ganzo. Diez comercios; dos sastres, no sé cuantas modistas, peluquerías, dos curas y dos médicos y también algún veterinario,... Fiestas de Santiago, de Nuestra señora, y baile ¡todos los domingos! Mercado el primer domingo de cada mes. Pasar el río de vez en cuando (¡hay si usted supiera lo que era pasar el río!). Una cueva de los moros y muchas madrileñas, con vaporosos can-can, que venían a pasar el verano. Había algún falangista y muchos rojos y republicanos, todos buenas personas que jugaban al ajedrez en casa de Jesús".
Otro día contaré cómo era el esquisito elenco de actores que representaban obras de teatro como La Muralla en salón de casa Servando.
¿Pueblo pequeño? No. Destino grande, frustrado acaso por haber sabido cantar sus increibles valores sin siquiera grandes estrategias.
¿Cómo es posible que con tanta gente inteligente que maestros tan dignos como D. Jorge, cultivaron, no se oigan sus ecos por todo el mundo?
Para unos Manolo Braña, para los compañeros de Corias: Gera.