Corría el año MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y POCOS, habíamos salidos de la escuela y el plan era, hoy sí, acercarnos a la cueva de los moros, cercana a Casa L'ascuela.
Pataquera arriba, y ya por encima de la campa de no sé quien abandanamos el camino y nos adentramos por el monte entre artos, ginestas y ganzos. Algún desgarro en el pantalón de mahón y seguramente en las "canillas" al aire. Pero la aventura comenzaba bien; se palpaba la espectación. Esta vez sí que íbamos a encontrar el tesoro y cómo no ver la dama de largos cabellos que parece ser habitaba en eques escondrijo...
No deje de leer el siguiente capítulo en homenaje a Darío Galón al que acompañaba en aquella ocasión.
Manolo Braña o "Gera", según Vd. quiera
Pataquera arriba, y ya por encima de la campa de no sé quien abandanamos el camino y nos adentramos por el monte entre artos, ginestas y ganzos. Algún desgarro en el pantalón de mahón y seguramente en las "canillas" al aire. Pero la aventura comenzaba bien; se palpaba la espectación. Esta vez sí que íbamos a encontrar el tesoro y cómo no ver la dama de largos cabellos que parece ser habitaba en eques escondrijo...
No deje de leer el siguiente capítulo en homenaje a Darío Galón al que acompañaba en aquella ocasión.
Manolo Braña o "Gera", según Vd. quiera
