La sagrada imagen de Nuestra Señora, que, como dijimos, apareció hacia
el siglo VIII, se conserva cuidadosamente en el
altar mayor; es una efigie de
madera de 91 centímetros de alto; joya de inevaluable precio bajo el punto de
vista religioso, y valiosísima también para el arqueólogo, pues presenta los
caracteres del
arte cristiano de la época de los visigodos, lo cual viene en apoyo de la
tradición, por ser indudablemente tan notable imagen de aquellas que
hubo que ocultar en los luctuosos
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