PONTEDEUME: HACE QUIZÁ TREINTA AÑOS...

HACE QUIZÁ TREINTA AÑOS
Puede ser que haga más de treinta años, aquel matrimonio admirador de Jiménez del Oso, decidieron irse a Galicia para conocer de cerca sus misterios y sensaciones. Y sin dudarlo demasiado, el matrimonio cogió sus días de vacaciones, y con su coche Renault 18, salieron camino de esa tierra maravillosa, donde el mar parece en algunos momentos, que lucha contra los acantilados del norte de la Península Ibérica. Eran fechas de finales del mes de agosto, y decidieron marcharse A La Coruña, y desde allí circular camino de Ferrol, eso sí viendo antes Las Fragas de Ume, y el monasterio de Caaveiro, para quedarse a dormir en Pontedeume, donde decidieron salir por la noche a darse un vuelta con su coche, y llegar sin rumbo fijo a un lugar donde la carretera terminaba, y los fantasmas parecían fluir de todas partes, aquel matrimonio echo los seguros a las puertas del coche, para evitar posibles sustos, que pronto la niebla y las vacas sueltas les ofrecieron, estuvieron asustados hasta llegar de nuevo al Hotel Ume, donde pudieron descansar sin límite de tiempo, y desde allí el día siguiente, salieron hasta San Andrés de Teixeido. Que quien no va de vivo volverá de muerto. Eso parece decir la profecía, que mucha gente de Galicia la tiene en mente. Sus acantilados son formidables, su Iglesia en ladera es única, y sus calles casi son tiendas para poder vender las cosas de brujería a los muchos turistas que allí acuden. El matrimonio volvió hacia Finisterre. Donde acaba el límite hacia América, como dicen allí en esa tierra. Y de vuelta hacía Santiago de Compostela, se perdieron y terminaron en una zona de caballos sueltos, donde no existía carretera, teniendo que volver por el mismo lugar, y donde los caballos relinchaban, como dando pánico al matrimonio que desconocía la vida rural. Fue un viaje de sobresaltos, que al matrimonio después de pasarlo les parecía formidable, el conocer esos paisajes y paisanajes, Volvieron para Madrid, pero con un buen conocimiento de lo que era entonces la Galicia rural, con su Santa Compaña, y sus tradiciones antiguas, que les dieron muchas horas de felicidad, al comentarlo en su vivienda madrileña. Galicia tiene sus sombras y sus costas, que parecen estar esperando a muchas personas, que han soñado con sus misterios, es una tierra formidable para buscar esos temas serios. G X Cantalapiedra.