PONTEDEUME: QUISO SABER SOBRE LAS MEIGAS DE GALICIA...

QUISO SABER SOBRE LAS MEIGAS DE GALICIA
Era el año de 1988, cuando aquel hombre investigador de misiones imposibles, sobre las mujeres brujas o los hombres curanderos, se desplazó desde la ciudad de Madrid, hasta la Profunda Galicia, visitando los lugares que más fama tenían, sobre el poder de los misterios ocultos, trato de hablar con las gentes de San Andrés de Teixido, camino entre las nieblas de aquella zona de Cariño, supo entender los misterios de la playa de Las Catedrales, camino hasta el Faro de Fisterra, conocido siempre como Finisterre, y algún otro faro de la Galicia misteriosa, quiso conocer la Torre de Hércules, en La Coruña. Y visitar algún otro museo para conocer las costumbres y demás cosas de esa tierra misteriosa. En un día de su viaje, termino durmiendo en el Concello de Pontedeume, antiguamente Puentedeume, y en ese lugar, se dedicó a buscar raíces y costumbres de hace muchos años, tuvo que visitar la principal iglesia de la localidad, Iglesia de Santiago, y notó el olor a humedad, sintiendo como un embrujo al pisar sus calles estrechas, y con cruces de peregrinos, intento meterse en aquel mundo de misterios y ocultaciones, visitando el Torreón de los Andrade, y sus cercanías al puerto pesquero, cruzó su famoso puente largo, hasta sentir como la ría de Ume, crece y se retira según las mareas. Aquel hombre intento hablar con las personas mayores, para poder entender el pasado de alguna mujer que hubiera sido meiga, pero nadie le daba razón, sin saber cómo ni donde se encontró con una mujer mayor y vestida de negro, que sin poder hablarla, le indico, sígame y le contaré algo de lo que usted quiere saber. Aquel hombre que le gustaban las cosas raras, decidió seguirla, y en un portal algo abandonado, y con las paredes de blanco cayéndose el yeso, le paso a su vivienda un poco desaliñada, pero aquel hombre venido de Madrid era lo que buscaba, la mujer aquella con muchos años, quizá más de noventa, le indico, En Galicia las meigas quizá fueron obligadas a pasar por esa fórmula de vida secreta, muchas de esas mujeres quedaron viudas, sin ninguna ayuda, y en las noches de niebla tuvieron que salir de sus casas, para poder buscar alimentos, en diferentes huertos y pazos, ya que sin tener ninguna ayuda de nadie, y con tan solo el trabajo de poder realizar en alguna vivienda de las familias más económicamente fuertes, no podían vivir, tan solo lo que ellas buscaban era una manera digna de salir adelante, además eran mujeres que sabían de las hierbas, que te podían curar cualquier enfermedad puntual, ya que conocían los secretos del campo, donde desde jóvenes se vieron obligadas a trabajar con sus familias, que posiblemente muchos de aquellos familiares se marcharon de emigrantes a Cuba o Venezuela, u otros lugares del continente Americano, y se vieron ya mayores sin poder tener ayuda de nadie, y en esta tierra donde la humedad siempre se suele ver, las laderas y los pocos llanos, producen verduras de todo, que a estas personas les ayudaban a vivir, por eso a veces era necesario el que ellas mismas, metieran miedo a sus propios vecinos, para poder comer algo, pero tenga presente que hoy día, eso se ha podido evitar, y cuando hablan de meigas y escobas voladoras, tan solo son los muchos sistemas de hacerse notar, en aquella sociedad donde el hambre que pasaban las mujeres viudas sin hijos, eran posibles meigas en las noches de niebla, que tanto ocurre en estas tierras gallegas. Y donde cualquier alimento era bien venido, no le dé usted más vueltas, así fue Galicia hace años, y donde los políticos de ahora ocultan en sus publicaciones, por no decir que Galicia fue fuente de emigración forzosa, para evitar el hambre o miseria donde las familias eran de muchos hijos. Aquel hombre después de aquella entrevista inesperada, se marchó camino del Hotel donde pensaría sobre la historia contada. G X Cantalapiedra…