TORRE DE SANTA MARIA: Lejos de pensar que tiene que ver con la creencia de...

Lejos de pensar que tiene que ver con la creencia de que las brujas usaban los cráneos de humanos en los que disponían velas dentro de ellos, todo tiene que ver con una costumbre céltica en la que se usaban los nabos o repollos, y en su interior se colocaba la luz, en este caso en forma de brasa, para iluminar el camino a los muertos que esa noche vagaban por la tierra, darles una forma de bienvenida, y protegerse de malos espíritus.

El nabo se convirtió en calabaza cuando los irlandeses emigraron a América y descubrieron que era más fácil vaciar y acondicionar una calabaza para tal propósito.

Existe una leyenda irlandesa al respecto muy interesante sobre un hombre que se vió obligado a vagar por el mundo después de muerto, ya que no pudo ir ni al cielo, ni al infierno:

Hace muchos, muchos años, un tacaño y pendenciero irlandés, llamado Jack, tuvo la mala fortuna de encontrarse con el diablo en una taberna, en la Noche de Brujas. Jack, conocido borracho, había bebido mucho pero pudo engañar al diablo ofreciéndole su alma a cambio de un último trago. El diablo se transformó en una moneda para pagarle al camarero, pero Jack rápidamente lo tomó y lo puso en su monedero. Como Jack tenía una cruz en su monedero, el diablo no pudo volver a su forma original. Jack no dejaría ir al diablo hasta que le prometiera no pedirle su alma en 10 años. El diablo no tuvo más remedio que concederle a Jack su reclamación.

Diez años más tarde, Jack se reunió con el diablo en el campo. El diablo iba preparado para llevarse el alma de Jack, pero Jack pensó muy rápido y dijo: “Iré de buena gana, pero antes de hacerlo, ¿me traerías la manzana que está en ese árbol por favor?”. El diablo pensó que no tenía nada qué perder, y de un salto llegó a la copa del árbol, pero antes que el diablo se diese cuenta, Jack ya había tallado rápidamente una cruz en el tronco del árbol. Entonces el diablo no pudo bajar. Jack le obligó al diablo a prometer que jamás le pediría su alma nuevamente. Al diablo no le quedó más remedio que aceptar.

Jack murió unos años más tarde, pero no pudo entrar al cielo, pues durante su vida había sido un golfo, borracho y un estafador. Pero cuando intentó entrar, por lo menos, en el espantoso infierno, el diablo tuvo que enviarlo de vuelta, pues no podía tomar su alma (lo había prometido). “ ¿Adónde iré ahora?”, preguntó Jack, y el diablo le contestó: “Vuelve por donde viniste”. El camino de regreso era oscuro y el terrible viento no le dejaba ver nada.. El diablo le lanzó a Jack un carbón encendido directamente del infierno, para que se guiara en la oscuridad, y Jack lo puso en un nabo que iba comiendo, para que no se apagara con el viento.

Jack estaba condenado a vagar en las tinieblas eternamente...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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