Tere, este
camino me encanta, y suelo ir alguna vez cuando estoy en el
pueblo. Sobre todo en la
primavera, si corre el
agua por sus canchales, es precioso. Desde pequeña pasaba con mi abuelo Jesús, a un
olivar que tenia mucho más arriba, y cuando mi madre hiba a lavar, en aquellos años se hacia mucho un día a la semana, lavar toda la ropa, y nos llevabamos la
comida, y por la tarde nos volviamos a
casa, con la ropa ya seca. Yo me lo pasaba jugando, y era un día bonito, en esos canchales. Un saludo
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