El conjunto
urbano de
Cáceres constituye un privilegiado enclave
monumental que ha sabido conservar testimonios significativos de los distintos
pueblos y culturas que se han asentado en su territorio. Desde los tiempos del Paleolítico
Superior hasta la gran expansión urbana del
siglo XX, la
capital de la Alta
Extremadura encierra orgullosa un rico
patrimonio cultural, cuyo excelente estado de conservación propició su declaración como
Monumento Nacional en 1949, y su proclamación por la UNESCO como
Patrimonio de la Humanidad en 1986...
Su
nombre, según el
profesor Guillermo Tejada, es el que le pusieron los árabes en la Edad Media, castellanizado: Es decir, desde " (Al)
Cazar-es" -en plural, por ser considerada una gran fortaleza/
castillo/o alcázar, subdividida en varias, o viceversa-, y con la pérdida del artículo
árabe inicial.
Cáceres posee un valioso e intenso pasado
histórico. Sus orígenes de Cáceres como núcleo urbano se remontan al año 25 a. C. con la
fundación de la colonia
romana Norbensis Caesarina, por Lucio Cornelio
Balbo. De esta época se conserva una
puerta en el flanco oriental de la
muralla denominada
Arco del Cristo o Puerta del
Río, por la proximidad a la Rivera del
Marco. Finalizada esta etapa con la
caida del Imperio
romano, se inicia una época de oscuridad de la que apenas se conserva
información. A partir del siglo XII se suceden las luchas entre árabes y cristianos. En 1169, Cáceres es reconquistada por Fernando II. En 1170 se fundan los Fratres de Cáceres,
orden de caballeros que tienen la misión de defender la fortaleza. En 1173 el caudillo almoárabe Abú Yaqub arrebató la
ciudad a los cristianos, reconstruyendo las
murallas, que conservan sus basamentos
romanos. Un hecho importante, es la incorporación definitiva de la ciudad al reino de
León,
aspecto que se produce el día 23 de
abril de 1229 (Día de
San Jorge), con el rey
Alfonso IX, por este hecho San Jorge es el
Patrón de Cáceres. Es entonces cuando se comienzan a
construir numerosos
palacios y
casas solariegas configuradas en
torno a dos núcleos: la
Plaza de Santa María y la
Plaza de San Mateo, que alcanzarán su
mayor esplendor durante los
siglos XV y XVI, principalmente, con los Reyes Católicos. Pero en Cáceres no sólo existían
familias nobles; diversas minorías dejaron también su propia huella, ejemplo de ello es el
Barrio Judío conocido como
Judería Vieja, es una zona de cuestas y empinadas
calles donde se puede observar la forma de vida analizando sus
viviendas, de reducidas dimensiones, adosadas a la muralla que aprovechaban como muro de la
casa, todo el barrio gira en torno a la
ermita de San Antonio, edificada en el siglo XV sobre la
antigua sinagoga judía. También los mudéjares dejaron muestras de su paso por la ciudad, como prueba de ello podemos ver la
Casa Mudéjar, del
siglo XIV. Posteriormente, en el
XVIII encontramos las últimas construcciones, entre las que cabe señalar la remodelación del
Arco de la Estrella por Manuel de Larra Churriguera. Está considerado como la puerta más importante de la
Ciudad Monumental, ya que fue el lugar elegido por la
Reina Católica para jurar los Fueros y privilegios en 1477 y dos años más
tarde, en 1479, el Rey Fernando juró los fueros en este mismo sitio. En la ciudad
extramuros hay una serie de palacios e
iglesias de diferentes épocas, entre otros podemos destacar la
Iglesia de Santiago, con
retablo de Berruguete; el
Palacio de Godoy,
renacentista, ordenado construir por
Francisco de Godoy a su regreso de
América. La
Iglesia de San Juan, el Palacio de los Duques de Abrantes, el
Palacio de la Isla, el
Convento de Santa Clara y el Complejo Cultural
San Francisco, que se levanta sobre un
antiguo monasterio franciscano. Dominando la ciudad encontramos el
Santuario de Nuestra Señora de la
Montaña, declarada protectora de la
Villa en 1668, proclamada
patrona de la ciudad el 2 de
marzo de 1906 y
coronada canónicamente el 12 de octubre de 1924, siendo la primera coronación de la
provincia de Cáceres, cuenta con más de 120
mantos.
En Cáceres, por orden de Isabel La Católica, fueron desmochadas todas la
torres existentes en la ciudad menos la de los Cáceres-
Ovando, también denominada
Torre de las Cigüeñas, para reprimir la desobediencia de sus dueños (que apoyaron a
Juana de Trastámara, apodada Juana la Beltraneja)
La primera presencia humana en el territorio de lo que es hoy en día Cáceres se remonta a la Prehistoria. En la zona del Calerizo existen varias
cuevas, como la
Cueva de
Santa Ana, que posee la presencia humana más antigua de Extremadura, en torno a un millón de años de
antigüedad, la Cueva de El Conejar y
Maltravieso (descubierta en 1956 por el académico y cronista
oficial de Cáceres
Carlos Callejo) donde se han encontrado vestigios pictóricos de manos humanas, con la particularidad de que tienen el dedo meñique oculto bajo una capa de pintura (en el pasado se pensaba que se trataba de amputaciones). La datación de estas
pinturas comprende varias etapas del Paleolítico Superior. En la cercana cueva de El Conejar se han hallado algunas
cerámicas y utensilios líticos que datan la ocupación de la cueva en el Neolítico Antiguo (VI-V milenio a. C.), tampoco hay que descartar la posibilidad de que fuera ocupada durante el Epipaleolítico. Posteriormente algunos cráneos trepanados y cerámicas decoradas apuntan a que la cueva de Maltravieso fue también ocupada durante la Edad del Bronce
siglo I a. C. cuando los romanos se asentaron en campamentos (Castra Cecilia y Castra Servilia) de manera permanente en el
entorno de la colina en la que estaría la colonia Norba Caesarina junto a la importante
vía de comunicaciones que después se conocería como
Vía de la Plata
En torno al siglo V d. C. los visigodos arrasaron el asentamiento romano y hasta el siglo VIII-IX no se volvió a oír hablar de la ciudad.