(continuación mensaje anterior)
En cuanto la nube de humo y pólvora quemada se dispersaba, la gente corría a toda prisa en busca de un velador bien ubicado, donde dar rienda suelta a según qué tipo de sed le hubiera ocasionado el espectáculo de luz y color de los fuegos.
Había a quien le gustaba sentarse en cualquiera de los bares de la calle Real, ya fuera en El Capitan, en el Ambos-Mundos de Ponciano o en el de Santiago, daba igual. Después de todo, el problema principal era encontrar un velador ... (ver texto completo)
En cuanto la nube de humo y pólvora quemada se dispersaba, la gente corría a toda prisa en busca de un velador bien ubicado, donde dar rienda suelta a según qué tipo de sed le hubiera ocasionado el espectáculo de luz y color de los fuegos.
Había a quien le gustaba sentarse en cualquiera de los bares de la calle Real, ya fuera en El Capitan, en el Ambos-Mundos de Ponciano o en el de Santiago, daba igual. Después de todo, el problema principal era encontrar un velador ... (ver texto completo)