En ocasiones nos comportamos (todos) como si fuéramos niños consentidos, que cuando las cosas no salen cómo quisiéramos o no nos gustan, nos da por la “pataleta” o por el ¡Hala! ¡No juego! Nos olvidamos que la vida se nos va en suspiros, en ilusiones, en expectativas defraudadas. Nuestro destino es avanzar, continuar, caer, volver a levantarnos, individual y colectivamente, mirando de vez en cuando hacia atrás solo de reojo, para no repetir los errores o para copiar de los aciertos. A veces nos llegarán ... (ver texto completo)
