Ya los ves Ibn Marwan, tres copas se han llevado a casa quienes han sabido encarar la contienda, pero no bajes la guardia que ahora hay otra riña en marcha:
Algo raro está pasando.
Rarísimo, diría yo si pudiera
decir algo a quien oírme quiera,
pero, hay tantos mamando....
De pícaros de tres al cuarto
tengo constancia fehaciente,
sin embargo poca gente
dicen, lagarto, lagarto....
Cuando ven con qué ahínco
acumulan tantos cuartos
de los paganos pazguatos
espectadores sin voz del circo.
Hay que cortar tantas telas;
confeccionar tanto traje....,
que hasta el sastre llama ultraje
a lo que sólo son gabelas.
O libertinaje, de unos personajes
indiferentes ante ética y estética
y con dura cara mayestática
presumen ufanos de su linaje.
Alegando, que es al contrario
pues, son otros los avariciosos,
y, haciéndose los graciosos
nos extraen hasta un ovario.
Rápido, una de cabildo,
vuela que llegamos tarde
y la cosa está que arde
estrella, te quieren dar tu merecido.
Por imputar que no quede,
por trajinar que no falte,
consignas del gerifalte
hasta el que el aliento hiede.
Pues, por mucho que disimule
diciendo sin cesar, más tú,
mirando hacia atrás dirás, tururú
que te vi, pero no me fusile.
Que yo no te fusilo a ti,
que mi arma es la palabra
y me convence quien no ladra
y batalla en buena lid.
Salud.
Algo raro está pasando.
Rarísimo, diría yo si pudiera
decir algo a quien oírme quiera,
pero, hay tantos mamando....
De pícaros de tres al cuarto
tengo constancia fehaciente,
sin embargo poca gente
dicen, lagarto, lagarto....
Cuando ven con qué ahínco
acumulan tantos cuartos
de los paganos pazguatos
espectadores sin voz del circo.
Hay que cortar tantas telas;
confeccionar tanto traje....,
que hasta el sastre llama ultraje
a lo que sólo son gabelas.
O libertinaje, de unos personajes
indiferentes ante ética y estética
y con dura cara mayestática
presumen ufanos de su linaje.
Alegando, que es al contrario
pues, son otros los avariciosos,
y, haciéndose los graciosos
nos extraen hasta un ovario.
Rápido, una de cabildo,
vuela que llegamos tarde
y la cosa está que arde
estrella, te quieren dar tu merecido.
Por imputar que no quede,
por trajinar que no falte,
consignas del gerifalte
hasta el que el aliento hiede.
Pues, por mucho que disimule
diciendo sin cesar, más tú,
mirando hacia atrás dirás, tururú
que te vi, pero no me fusile.
Que yo no te fusilo a ti,
que mi arma es la palabra
y me convence quien no ladra
y batalla en buena lid.
Salud.
Poco honor y menos honra
adquirirá este poblado
invadido por esta horda
de añejos flechas cagados.
Se arrejuntan por instinto
y como apestan a cien leguas
se arriman a los distintos
para pegarle sus mi'rdas.
Ya reapareció cascorro
de la mano de un monago
siguiendo el rastro de lobo,
como él facha modorro
a cagar codo con codo.
Reaccinarios y casposo
se unen a sus iguales
que como ellos son raposos
en sus enclaves naturales
y chupopteros y vivales.
Quien los quiera que los compre
pero que se cuiden muy mucho
para que no se lo zampen
pues son jambrientos los chuchos
e ignorantes de las costumbres.
Pero irán viniendo más
porque han puesto señuelos
a las entradas de Almendral
para atraer a estos mochuelos
y mientras cagan por aquí
no ensucien otro lugar
adquirirá este poblado
invadido por esta horda
de añejos flechas cagados.
Se arrejuntan por instinto
y como apestan a cien leguas
se arriman a los distintos
para pegarle sus mi'rdas.
Ya reapareció cascorro
de la mano de un monago
siguiendo el rastro de lobo,
como él facha modorro
a cagar codo con codo.
Reaccinarios y casposo
se unen a sus iguales
que como ellos son raposos
en sus enclaves naturales
y chupopteros y vivales.
Quien los quiera que los compre
pero que se cuiden muy mucho
para que no se lo zampen
pues son jambrientos los chuchos
e ignorantes de las costumbres.
Pero irán viniendo más
porque han puesto señuelos
a las entradas de Almendral
para atraer a estos mochuelos
y mientras cagan por aquí
no ensucien otro lugar
Por tierras de Batalyaws
aúllan lobitos feroces
causando daños atroces
en oídos no avisaos.
A la jauría se han adjuntado
otros cánidos lugareños,
de los más espabilados
para arrimarse al barreño,
y han formado la sociedad
conocida en el Almendral
con nombre poco formal,
La Banda Patas Cagás.
Donde quiera que defecan
no sale ya más la yerba.
Si acaso algún jaramago
que les llama Cacas Secas
o los manda a comer m^erda
por el camino más largo.
Y como es natural
al tener tan fina piel
como todos los su jaez
aúllan con voz gutural.
Se desmelenan y arremeten
con esa furia del oso
que es y ha sido tramposo
y ahora quiere que le respeten.
Y así sin querer cometen
equívocos en su berrear
y les salen unos gallos
que en el Orfeó Catalán
no le pueden tolerar,
pues, si primero se entrometen
en la vida de los demás,
que no aleguen inocencia
cuando los hacen callar
o, revestidos de paciencia
los enseñan de verdad,
a cantar y no ladrar.
aúllan lobitos feroces
causando daños atroces
en oídos no avisaos.
A la jauría se han adjuntado
otros cánidos lugareños,
de los más espabilados
para arrimarse al barreño,
y han formado la sociedad
conocida en el Almendral
con nombre poco formal,
La Banda Patas Cagás.
Donde quiera que defecan
no sale ya más la yerba.
Si acaso algún jaramago
que les llama Cacas Secas
o los manda a comer m^erda
por el camino más largo.
Y como es natural
al tener tan fina piel
como todos los su jaez
aúllan con voz gutural.
Se desmelenan y arremeten
con esa furia del oso
que es y ha sido tramposo
y ahora quiere que le respeten.
Y así sin querer cometen
equívocos en su berrear
y les salen unos gallos
que en el Orfeó Catalán
no le pueden tolerar,
pues, si primero se entrometen
en la vida de los demás,
que no aleguen inocencia
cuando los hacen callar
o, revestidos de paciencia
los enseñan de verdad,
a cantar y no ladrar.
Esto es pura y dura ficción
pero, pongamos por caso
que usted honrado lector y yo
conchabados y con ilusión,
ponemos mano a la obra
y nos pasamos diez años
en muy constante zozobra
rapiñando con apaños
y múltiples maniobras;
unos euros que contamos
no a cientos y si a millones,
de los públicos que disponíamos
para eso de las financiaciones
de unos órganos colegiados
que por convenio llamamos,
arrejuntamiento o comunidad.
Diez o veinte ¿qué más da?,
si unos amiguitos del alma,
chicotes con autoridad,
facilitan nuestras labores
previo cobro de su parte
por hacernos esos favores,
y los hacen con tanto arte
que en poco menos de un plisplás
exportamos buen capital
a Suiza o Las Azores y,
si nos trincan los guindillas
y su señoría nos manda al trullo,
los tildamos de pandilla
y decimos que es chanchullo
que se hayan puesto a escuchar
nuestras cosas y barullos,
y, que si p´aquí que si p´allí
mareamos la perdiz,
vestimos con trajes nuevos,
y acusamos a los cancerberos
y sí señor y con dos güevos,
son juzgados ellos primero
y nos marcamos un bolero
valenciano y un chotís por los Madriles.
¡Vivir para ver!,
como dijo aquél,
la justicia al revés.
Los mangantes juzgan al juez
y al que tiró de la manta.
pero, pongamos por caso
que usted honrado lector y yo
conchabados y con ilusión,
ponemos mano a la obra
y nos pasamos diez años
en muy constante zozobra
rapiñando con apaños
y múltiples maniobras;
unos euros que contamos
no a cientos y si a millones,
de los públicos que disponíamos
para eso de las financiaciones
de unos órganos colegiados
que por convenio llamamos,
arrejuntamiento o comunidad.
Diez o veinte ¿qué más da?,
si unos amiguitos del alma,
chicotes con autoridad,
facilitan nuestras labores
previo cobro de su parte
por hacernos esos favores,
y los hacen con tanto arte
que en poco menos de un plisplás
exportamos buen capital
a Suiza o Las Azores y,
si nos trincan los guindillas
y su señoría nos manda al trullo,
los tildamos de pandilla
y decimos que es chanchullo
que se hayan puesto a escuchar
nuestras cosas y barullos,
y, que si p´aquí que si p´allí
mareamos la perdiz,
vestimos con trajes nuevos,
y acusamos a los cancerberos
y sí señor y con dos güevos,
son juzgados ellos primero
y nos marcamos un bolero
valenciano y un chotís por los Madriles.
¡Vivir para ver!,
como dijo aquél,
la justicia al revés.
Los mangantes juzgan al juez
y al que tiró de la manta.
Vigilante está el templario
desde su alta atalaya
por ver si algún temerario
osa escalar sus murallas
sean estas la de Miravent
o las de la Operación Malaya,
donde también hay un juez
que en la causa fue parte
y ahí andan ERE que ERE
bailando por sevillanas,
mientras, unos costaleros
se flagelan sus espaldas
al ver como sus dineros
cual saetas incendiarias
cruzan el azul celeste
y se hincan en las entrañas
de las madres que los amamantan.
En el País de los condes
por liceos y orfeones
los sargentos de la orden
con su olfato de leones
aprehenden a los felones
y una tortuga que instruye
con diligencia ejemplar,
deja que pasen los días
y aquí gloria y allí paz.
Incierta suerte prevé
en su bastión balear
donde Matas a tutiplén
crean fronda tan singular
que ni expertos leguleyos
se atreven ellos a desbrozar.
Ojo avizor el guerrero
enfoca su catalejo
a la tierra del azahar
y otra maraña de flores
por entero cubren los Camps
e impregnan el aire de olores
que cada día repugnan más.
Entre lechugas y panochos
está emboscado el mahometano
con su cimitarra en la mano
dispuesto él a recortar
a sus infideles huertanos
el agua, la sal y el pan
y hasta la seguridad social
igual que quiere hacer el Mas
independiente del feudo catalá.
El Iber guarda silencio
al pasar por el Pilar.
Está durmiendo la virgen,
no la quiere despertar
de su letargo ancestral
y Labordeta ya ha muerto.
¡Maestro! Descanse en paz.
Desde Fontibre a Coruña
las meigas vienen y van.
Unas llevan mal de amores,
otras piden libertad,
y en la costa de a morte
no paran de traficar.
Por la Ruta de la Plata
observa en la Pont Ferrada
que a un colega cruzado
le flaquea su brazo armado
y a punto de rendirse está.
En una rápida ojeada
por la Raya y su encinar,
ve mucho palomos cojos
y a un burgués atrincherado
al lado de la catedral
que chilla desesperado
porque desde Espantaperros
lo quieren desalojar.
Pon pon pon
catapón, catapon
chin, pon, pon.
Paso lento y zapatazos
que suenan como trallazos
en su viejo corazón
de hombre templado y honrado
que mira sin entender
el porqué hay tanto ladrón.
desde su alta atalaya
por ver si algún temerario
osa escalar sus murallas
sean estas la de Miravent
o las de la Operación Malaya,
donde también hay un juez
que en la causa fue parte
y ahí andan ERE que ERE
bailando por sevillanas,
mientras, unos costaleros
se flagelan sus espaldas
al ver como sus dineros
cual saetas incendiarias
cruzan el azul celeste
y se hincan en las entrañas
de las madres que los amamantan.
En el País de los condes
por liceos y orfeones
los sargentos de la orden
con su olfato de leones
aprehenden a los felones
y una tortuga que instruye
con diligencia ejemplar,
deja que pasen los días
y aquí gloria y allí paz.
Incierta suerte prevé
en su bastión balear
donde Matas a tutiplén
crean fronda tan singular
que ni expertos leguleyos
se atreven ellos a desbrozar.
Ojo avizor el guerrero
enfoca su catalejo
a la tierra del azahar
y otra maraña de flores
por entero cubren los Camps
e impregnan el aire de olores
que cada día repugnan más.
Entre lechugas y panochos
está emboscado el mahometano
con su cimitarra en la mano
dispuesto él a recortar
a sus infideles huertanos
el agua, la sal y el pan
y hasta la seguridad social
igual que quiere hacer el Mas
independiente del feudo catalá.
El Iber guarda silencio
al pasar por el Pilar.
Está durmiendo la virgen,
no la quiere despertar
de su letargo ancestral
y Labordeta ya ha muerto.
¡Maestro! Descanse en paz.
Desde Fontibre a Coruña
las meigas vienen y van.
Unas llevan mal de amores,
otras piden libertad,
y en la costa de a morte
no paran de traficar.
Por la Ruta de la Plata
observa en la Pont Ferrada
que a un colega cruzado
le flaquea su brazo armado
y a punto de rendirse está.
En una rápida ojeada
por la Raya y su encinar,
ve mucho palomos cojos
y a un burgués atrincherado
al lado de la catedral
que chilla desesperado
porque desde Espantaperros
lo quieren desalojar.
Pon pon pon
catapón, catapon
chin, pon, pon.
Paso lento y zapatazos
que suenan como trallazos
en su viejo corazón
de hombre templado y honrado
que mira sin entender
el porqué hay tanto ladrón.
Románticos, pero maduros,
avanzan muchos madrileños
procedentes de Cibeles
por la calle de Alcalá.
En los balcones, burgueses,
que ven aquella procesión
sin sentir ningún temor
porque aquellas multitudes
que van a la Puerta del Sol
no enarbolan largas picas
ni en ellas cuelgan cabezas
sino banderas tricolor.
Era la tarde noche del 12
y se expandía ya el rumor
que en pueblos y ciudades grandes
había triunfado una ilusión.
El pueblo siempre callado
dejó de ser espectador
y se metió en el espectáculo
haciendo oír su voz
sin violencias ni coacciones
en festiva manifestación,
porque percibía un oasis
en medio del desierto atroz
o unos bosques con palmeras
en los reinos escarchados
que helaban el corazón.
¡Oh maravillas de Españas
donde esa revolución
se hizo sin verter la sangre
de súbditos abnegados
con los bolsillos vacíos
y los cerebros rellenos
de ilusiones y candor!
Ochenta años ya, pueblo,
tu tan experimentado
en privaciones y persecución
arrastrando tu austeridad
al exilio o la inmigración,
y de golpe y porrazo ¡zas!,
te sientes pueblo normal.
Atrás quedaban las sangrías
de unos jóvenes soldados
en Xauen o Annual
por defender el interés
de un marqués de tal y cual.
Había resucitado una España
que nunca se auto-reconoce
porque había estado escondida
en el destierro o la cárcel.
Después se rebeló la otra
y pasaron cosas atroces
porque el peso de la bota
y unos seres miserables
querían que los españoles
se mataran entre hermanos.
Hoy, es catorce de abril,
celebremos el cumpleaños
y deseemos con ahínco
no volver a convertir
el suelo patrio en un circo
donde un pueblo famélico
sea por hienas devorado.
avanzan muchos madrileños
procedentes de Cibeles
por la calle de Alcalá.
En los balcones, burgueses,
que ven aquella procesión
sin sentir ningún temor
porque aquellas multitudes
que van a la Puerta del Sol
no enarbolan largas picas
ni en ellas cuelgan cabezas
sino banderas tricolor.
Era la tarde noche del 12
y se expandía ya el rumor
que en pueblos y ciudades grandes
había triunfado una ilusión.
El pueblo siempre callado
dejó de ser espectador
y se metió en el espectáculo
haciendo oír su voz
sin violencias ni coacciones
en festiva manifestación,
porque percibía un oasis
en medio del desierto atroz
o unos bosques con palmeras
en los reinos escarchados
que helaban el corazón.
¡Oh maravillas de Españas
donde esa revolución
se hizo sin verter la sangre
de súbditos abnegados
con los bolsillos vacíos
y los cerebros rellenos
de ilusiones y candor!
Ochenta años ya, pueblo,
tu tan experimentado
en privaciones y persecución
arrastrando tu austeridad
al exilio o la inmigración,
y de golpe y porrazo ¡zas!,
te sientes pueblo normal.
Atrás quedaban las sangrías
de unos jóvenes soldados
en Xauen o Annual
por defender el interés
de un marqués de tal y cual.
Había resucitado una España
que nunca se auto-reconoce
porque había estado escondida
en el destierro o la cárcel.
Después se rebeló la otra
y pasaron cosas atroces
porque el peso de la bota
y unos seres miserables
querían que los españoles
se mataran entre hermanos.
Hoy, es catorce de abril,
celebremos el cumpleaños
y deseemos con ahínco
no volver a convertir
el suelo patrio en un circo
donde un pueblo famélico
sea por hienas devorado.
El diez del cuatro del diez
un día del año pasado
la primera conjunción
de amigos republicanos.
Pero eso ya es ayer.
El evento primero fue
un día de abril soleado
justo donde otrora una vez
jornaleros cabreados,
hambrientos y desarrapados
desdeñados por los amos
se juntaron para hacer
que sus famélicas voces
llegaran hasta el poder.
Y a fe que lo consiguieron.
Pero eso ya es ayer.
Otra vez será mañana,
dieciséis cuatro del presente,
que románticos diligentes
con mucha ilusión y ganas;
recuerden a aquella gente
que la ignorancia displicente
con su mala leche inherente,
quiere evitar como sea
se recupere lo que quede
de cuerpos que tenían almas
y que están flotando latentes
por los espacios de España,
esperando se recuerde
que no fue estéril su muerte.
En la Albufera donde confluyen
el Chicaspiernas y el Nogales
es un lugar apropiado
donde la segunda conjunción
de amigos republicanos
dedicarán su atención
a aquellos seres que yacen
esparcidos por los campos
donde fueron enterrados
por el odio y la ambición.
Os llegue desde aquí el afecto
y mi fraternal amistad
y aunque no podré estar,
recordad, que todo esto
sólo ha hecho que empezar
y que cada cual desde su puesto
en el afán no ha de cejar.
Salud y República.
un día del año pasado
la primera conjunción
de amigos republicanos.
Pero eso ya es ayer.
El evento primero fue
un día de abril soleado
justo donde otrora una vez
jornaleros cabreados,
hambrientos y desarrapados
desdeñados por los amos
se juntaron para hacer
que sus famélicas voces
llegaran hasta el poder.
Y a fe que lo consiguieron.
Pero eso ya es ayer.
Otra vez será mañana,
dieciséis cuatro del presente,
que románticos diligentes
con mucha ilusión y ganas;
recuerden a aquella gente
que la ignorancia displicente
con su mala leche inherente,
quiere evitar como sea
se recupere lo que quede
de cuerpos que tenían almas
y que están flotando latentes
por los espacios de España,
esperando se recuerde
que no fue estéril su muerte.
En la Albufera donde confluyen
el Chicaspiernas y el Nogales
es un lugar apropiado
donde la segunda conjunción
de amigos republicanos
dedicarán su atención
a aquellos seres que yacen
esparcidos por los campos
donde fueron enterrados
por el odio y la ambición.
Os llegue desde aquí el afecto
y mi fraternal amistad
y aunque no podré estar,
recordad, que todo esto
sólo ha hecho que empezar
y que cada cual desde su puesto
en el afán no ha de cejar.
Salud y República.
No estuve ayer pero sé,
que gente de rostro curtido
por los rigores del campo
en La Albuera y en su camposanto
las lágrimas se los surcaron
mientras entonaban un canto
que loaba a unos no-santos
a los que también martirizaron
por defender lo que defendías
el día que te crucificaron.
Salud y República
De Canuto en Almendral
que gente de rostro curtido
por los rigores del campo
en La Albuera y en su camposanto
las lágrimas se los surcaron
mientras entonaban un canto
que loaba a unos no-santos
a los que también martirizaron
por defender lo que defendías
el día que te crucificaron.
Salud y República
De Canuto en Almendral
