Hablar en pocas lineas de una ciudad histórica como es
Badajoz y de su importante patrimonio es una tarea difícil. La ciudad de Badajoz se asentó sobre el cerro de la Muela, donde han aparecido restos desde época prehistórica y en el que se alza la
Alcazaba árabe, constituyendo este enclave junto con el cerro de
San Cristóbal que se localiza en la otra orilla del
río Guadiana, paso estratégico entre la Meseta y
Portugal y entre
Andalucía y Castilla.
Debido a su situación cerca de Portugal, Badajoz ha sido
plaza fronteriza de importancia estratégica fundamental; en tanto que en los tiempos de paz, esta misma proximidad al país vecino la convierte en enclave no menos importante, al ofrecerle horizontes de ilimitadas posibilidades de ensanche y proyección en todos los
campos, dada su privilegiada situación. Sobre un núcleo visigodo ya despoblado, establecido a su vez encima de remotos asentamientos prehistóricos, fundó el rebelde musulmán Ibn-Marwan el Chilliqui, en el año 875, como antecedente de la ciudad actual, un pequeño poblado someramente fortificado, con el nombre de Batalyoz.
En el siglo XII, bajo los almohades, este modesto enclave constituía ya una importante ciudad rodeada por una fuerte Alcazaba que, básicamente, es la misma que aún perdura. Hasta su reconquista en 1230 por Alfonso IX, Badajoz fue una floreciente población árabe, cabeza en ciertos momentos de uno de los más poderosos reinos musulmanes de la Península.
En 1289, la urbe es escenario de una cruel guerra civil entre dos bandos ciudadanos formados por los Portugaleses, nobles de origen lusitano, y los Bejaranos. Sancho IV el Bravo, acudió en ayuda de los portugueses, en unión de las tropas de los maestres de las Ordenes
Militares.
Las guerras civiles castellanas en los siglos XIII y XIV, la división eclesiástica, y la existencia de grandes consejos de realengo, marcaron la vida de esta ciudad durante la Edad Media. En los siglos posteriores, Badajoz ha jugado un importante papel histórico debido a su situación fronteriza con las tierras portuguesas de Alentejo, lo que obligó a su intervención en numerosos enfrentamientos bélicos hispanos-lusos.
Amanecer desde el
Puente Real El siglo XVII, con la ampliación de la zona amurallada del sistema Vauban, nos confirma el carácter defensivo y estratégico de Badajoz, que le obligó a vivir intramuros hasta el primer tercio del siglo XX. Paradójicamente, el paso del tiempo ha ido convirtiendo a esta bella ciudad, regada y dependiente del río Guadiana, en el principal puente de unión con el vecino país, Portugal, a través de las
vías terrestres de comunicación. La vida universitaria, junto al crecimiento paulatino de la ciudad, le ha convertido en el núcleo urbano más poblado de
Extremadura.
Su nombre, BADAJOZ, según el profesor Guillermo Tejada, es un hidrónimo compuesto, repetitivo y redundante -por superposición de hidrónimos de lenguas diferentes-, prelatino, que tal vez tenía una cierta base aquí cuando llegaron los àrabes durante la Edad Media; está compuesto por el prelatino arabizado, " (A) Ua/A) Va/ (A) Ba", "
agua/río", más "ada", también "río", o su equivalente y derivado "Oda" > evolucionado a "Uada (=Guada)", también "río (-río)", más "ajo-s/ajo-z" - (plural de "ajo/aja")-, "río-s", o redundante de "aj (o"+"o) z", "río (-río)"; es decir, "Río (-río-río) s", o "Río (-río-río-río)"; o también de " (A) Ba", "río", más "ada", más "ajo-s/o "aj (o+o) z"; es decir, "Río (-río-río) s" o viceversa, o "Río (-río-río-río)" (junto al-). También estuvo arabizado como "Batalyouz", con el mismo significado.