Ya viene el invierno, hoy juegan los del Barça contra los del Madrid y como siempre, los periódicos atizando las llamas por un lado y ambos contendientes dispuestos a partirse el pecho sobre las yerbas del Nou Camp, nada nuevo bajo las nubes que presumiblemente evitarán que se vea la luna en cuarto creciente.
El resultado será el que sea, pero desde un lado verán a las tropas de Felipe V conquistando por las fuerza de sus armas los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca e imponiendo el modelo jurídico, político y administrativo castellano en estos territorios con sus decretos de Nueva Planta, escapándose de la escabechina las, entonces llamadas Provincias Vascongadas, Navarra y el Valle de Arán, porque durante la trifulca se pusieron del lado del Bourbon.
Claro que España como nación, perdió más porque, por el Tratado de Utrecht, se quedó sin nada en Europa, además de Gibraltar y Menorca, que pasaron a depender de los hijos de la “orgullosa Albión”.
Por el otro bando, veremos a los aguerrido castellanos entonando su himno, ese que dice algo así como:
¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!
Noble y bélico adalid, caballero del honor.
Joé, ¿a quién se le ocurriría la letra? ¡Bélico adalid! Ahí es ná.
Y claro, todo esto hoy, cuando los del Constitucional todavía están mareando la perdiz, después de tres años ya, que digo yo mocita recia, que habrán tenido tiempo para estudiarlo y aprenderlo de carrerilla y, cuando no hace ni tres días que la prensa canallesca del principado, en presunto contubernio con los poderes llamados públicos, o sea sé, los políticos, decidieron hablar del tema con una sola voz y todos a una como los de Fuente Ovejuna.
Sea cual sea el resultado, espero que los jóvenes bárbaros, aquellos de Lerroux y compañía, no metan la pata hasta el corvejón o que, los Almogávares, al grito de “desperta ferru” conviertan la Ciudad de los Condes Reyes en una campo de papas “arrugás”.
Pero nosotros mocita, vamos a lo nuestro y que se pare el mundo si quiere, que no por eso nos vamos a bajar del. Ahí te dejo el escudo del asentamiento, que he visto que nos faltaba, aunque ha salido una miaja torcido.
Salud.
El resultado será el que sea, pero desde un lado verán a las tropas de Felipe V conquistando por las fuerza de sus armas los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca e imponiendo el modelo jurídico, político y administrativo castellano en estos territorios con sus decretos de Nueva Planta, escapándose de la escabechina las, entonces llamadas Provincias Vascongadas, Navarra y el Valle de Arán, porque durante la trifulca se pusieron del lado del Bourbon.
Claro que España como nación, perdió más porque, por el Tratado de Utrecht, se quedó sin nada en Europa, además de Gibraltar y Menorca, que pasaron a depender de los hijos de la “orgullosa Albión”.
Por el otro bando, veremos a los aguerrido castellanos entonando su himno, ese que dice algo así como:
¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!
Noble y bélico adalid, caballero del honor.
Joé, ¿a quién se le ocurriría la letra? ¡Bélico adalid! Ahí es ná.
Y claro, todo esto hoy, cuando los del Constitucional todavía están mareando la perdiz, después de tres años ya, que digo yo mocita recia, que habrán tenido tiempo para estudiarlo y aprenderlo de carrerilla y, cuando no hace ni tres días que la prensa canallesca del principado, en presunto contubernio con los poderes llamados públicos, o sea sé, los políticos, decidieron hablar del tema con una sola voz y todos a una como los de Fuente Ovejuna.
Sea cual sea el resultado, espero que los jóvenes bárbaros, aquellos de Lerroux y compañía, no metan la pata hasta el corvejón o que, los Almogávares, al grito de “desperta ferru” conviertan la Ciudad de los Condes Reyes en una campo de papas “arrugás”.
Pero nosotros mocita, vamos a lo nuestro y que se pare el mundo si quiere, que no por eso nos vamos a bajar del. Ahí te dejo el escudo del asentamiento, que he visto que nos faltaba, aunque ha salido una miaja torcido.
Salud.
