Al parecer, sus jefes incentivan a los civiles extremeños, descontando de las nóminas de los que ponen menos multas, un dinerillo que, si tenemos en cuenta que los guardias no cobran como los políticos ni mucho menos, se hará notar a fin de mes, así, supongo, al siguiente estarán a la que salta, para que el mandinga de turno no le fastidie la mensualidad.
Este sistema, ya es viejo, tengo entendido, que muchos alcaldes de grandes ciudades y no sé si de medianas o pequeñas también, ya lo hacían con los municipales quienes, se llevaban un tanto por ciento de cada sanción que imponían.
Pero esto que he copiado hace un rato del periódico HOY de Badajoz, ya es como de cachondeo en un Estado Democrático. Fíjense:
La imagen de la Guardia Civil de Tráfico está cambiando y creo que la culpa no es de los guardias, sino del sistema, de las directrices, quizás también de la crisis. Antes, los motoristas o los coches de Tráfico te daban seguridad. Los veías y sabías que podías conducir tranquilo porque eran una especie de ángeles de la guarda de la carretera. Desde hace un tiempo, los ves y lo que te entra es miedo. Tienes la sensación de que estás ante los recaudadores del sheriff de Nottingham, siempre dispuestos a cobrarte un dinero como sea. Han metido a los guardias civiles de tráfico en la misma espiral que a los corredores de seguros, a los directores de banco y a los vendedores de teléfonos móviles: tienen que conseguir unos objetivos económicos y si no llegan a ellos, se quedan sin el plus. Desespera saber que si consultas el saldo de tu tarjeta en un banco que no sea el tuyo te cobren dinero aunque coincidan en el tipo de tarjeta, irrita pagar más IVA en las facturas y más dinero por la gasolina, pero que tus ángeles de la carretera también se conviertan en agentes de recaudación te lleva a una situación de desamparo y desesperación: parece que vives en una jungla en la que todas las fieras vienen a despedazarte y nadie te defiende. Una jueza de Badajoz ha condenado a Tráfico por convertir a los agentes de la Guardia Civil en máquinas de denunciar. Es una pena que todo se reduzca a dinero y que los 'motoristas', siempre dispuestos a ayudarte, ahora no puedan echarte una mano porque si lo hacen, los pueden castigar por no cumplir objetivos.
Claro que, viendo cómo está el patio en otros pueblos y ciudades de los de las Españas, ya no extraña nada o casi nada.
Pero hoy, de lo que quería hablar era de los lomos de los guarros que se sacrificaron el quince pasado en beneficio de todos los almendralenses y arrimados porque, según nuestro paisano Piri (a quien acompaño en el sentimiento por los disgustos que le dan sus merenguitol) cayeron catorce piezas, catorce, de la acreditada ganadería de algún buen porquero local, supongo, y, echando cuentas, veo que catorce por dos lomos cada porcino, nos da veintiocho y, por cuatro patas cada uno, salen cincuenta y séis. Si tenemos en cuenta que cada pata puede ser un jamón, es de suponer que los guisos los harían con las demás partes de los bichos, pero así y todo, me resulta mucha carne para tanto colesterol como hay ahora. Claro que si yo hubiera estado por ahí, me habría olvidado de los paseos hasta la Torre a la caída de la tarde, de los glicéridos y hasta de las hostias en versos endecasílabos.
Salud.
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