BURRIANA: HISTORIA. Escolano y los editores de la Historia de...

HISTORIA. Escolano y los editores de la Historia de España del Mariana, creyeron ser Burriana la ant. Sepélaco, de la que nos da noticia el itinerario romano, detallando las mansiones de la calzada que desde el Pirineo llegaba a Cástulo; pero no podemos seguir su autoridad, como veremos al ocuparnos de Sepélaco. No figura Burriana en las crónicas españolas hasta que a mediados de mayo de 1233 la puso sitio el rey Don Jaime de Aragón, llamado el Conquistador; iban en su ejército el infante D. Fernando, su tio, D. Berenguer de Eril, ob. de Lérida, D. Sancho, ob. de Zaragoza, D. Pedro, ob. de Tortosa, el ob. de Segorbe, y otras muchísimas personas de distinción. Comenzóse á combatir la v.: en uno de los combates recibió el rey cuatro heridas de saeta, aunque ninguna de peligro. Quisieron algunos persuadirle que levantase el cerco, más D. Jaime no lo juzgó prudente, y extremó por el contrario sus operaciones. Se intentó el asalto, pero fué rechazado. Mas conociendo los sitiados lo desesperado de su posición, por el empeño de D. Jaime, propusieron la entrega de la plaza, permitiéndoseles salir libremente con su ropa para Nules, hasta donde se les debia acompañar. Fueles concedida su petición, y Burriana se rindió después de un sitio de dos meses: salieron de ella más de 7,000 personas entre hombres, mujeres y niños. Pasó el rey en Burriana lá fiesta de Santiago, y en este dia hizo donación a la orden del Temple de una parte de aquella v.: encargó su custodia a D. Blasco de Alagon y D. Jimeno de Urrea, y la conservaron por espacio de dos meses, hasta que D. Pedro Cornel, fué con la gente que habia de quedar en ella de guarnición, y luego salió el rey con su ejército para la c. de Tortosa. El ob. de Lérida y D. Guillen de Cervera que eran de los principales del consejo, y segun escribe el rey, de los más sabios que habia en sus estados, procuraron persuadir al rey en presencia de Pedro Sanz y de Bernardo Cabaza, desamparase á Burriana por lo difícil que habia de ser su conservación, estando tan avanzada en tierra de moros, y por el peligro que corrían los caballeros y gente que quedasen para defenderla El rey con el mismo ánimo que tuvo para ganarla, les contradijo su opinión. Para Burriana, en donde permaneció dos meses, partió D. Jaime desde Barcelona a principios del siguiente año 1234, con objeto de animar a los que estaban guardando la frontera; y por el mes de mayo del mismo año salió para Montalvan.
A principios de abril de 1837 puso sitio a Burriana el gefe carlista conocido con el nombre de Serrador, quien llegó a tener ya las minas prontas para volar el fuerte a donde se habia retirado la guarnición. Pero los que defendían este punto, por medio de señales convenidas, dieron aviso del apuro en que se hallaban a Castellón, de donde les vino un socorro de 800 infantes portugueses, algunos milicianos nacionales y 55 caballos. Llegado este refuerzo al amanecer del 6 al puente contiguo a Burriana, se encontró con una guardia carlista compuesta de 60 caballos, los cuales viéndose atacados, se replegaron al pueblo: los de la reina siguieron su marcha hasta la embocadura de las calles, en donde la infantería carlista, apoyada por 150 caballos, ensayó alguna resistencia; pero no pudieron sostener el ataque y se retiraron á Nules. La guarnición de Burriana, que con tanto valor se defendió 3 dias, temerosa de volver a ser atacada, luego que la corta columna que habia venido a su socorro regresase a Castellón, siguió a los valientes que la habían auxiliado. A las cuatro de la tarde del mismo dia en que las tropas de la reina abandonaron á Burriana y su fuerte, fué ocupado por el Serrador, quien encontró en este algunos efectos de guerra y un cañón de á cuatro; a su vez abandonó igualmente su posición. Regresaron después los nacionales de esta v. El 8 de noviembre de 1838 a las tres de la mañana, llegaron las avanzadas carlistas de Cabrera a dicho punto. Los nacionales se pusieron sobre las armas, y sus patrullas se batieron por las calles, obligando a que los de Cabrera se retirasen a sus masas que estaban en el puente de Rio-Seco. Protegidos por ellas, volvieron en número de unos 1,000 hombres, con cuyo motivo se vieron obligados los nacionales a retirarse al fuerte, desde donde sostuvieron con serenidad algunas horas de fuego que les hicieron los carlistas desde los edificios inmediatos, sin otro éxito que la pérdida de unos 10 hombres entre muertos y heridos, retirándose después a Villareal, no sin haber causado bastantes daños a la población.
El rey D. Pedro IV de Aragón, estando en Valencia a 12 de marzo de 1348, concedió a esta v. el escudo de armas que ostenta tres coronas de oro en campo azul.
* Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1848.