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Santa Bárbara existía antiguamente el poblado de Vinarragell, que tras la Reconquista tenía cierta autonomía e importancia, contando con
iglesia propia conocida como Santa Bárbara la Vella. Con el tiempo este poblado quedó abandonado, y el viejo templo desapareció. Es a partir del s. XIX cuando los fieles de la zona se plantean la construcción de una nueva
ermita para sus necesidades de culto, encargándose este proyecto a Godofred Ros dels Ursins, arquitecto castellonense. Las obras de Santa Bárbara la Nova comenzaron en 1866 con fondos aportados por los feligreses, pero los mismos no fueron suficientes y la edificación quedó interrumpida, no acabándose hasta el año 1891. Desde 1904 contó con un sacerdote que residía allí permanentemente. En el periodo 2004/2006 la ermita muy deteriorada, fue restaurada, acción promovida por la Asociación de
Fiestas y Asuntos Sociales en conjunto con el obispado y contando con los donativos y la gran colaboración de los vecinos de ésta pedanía.