Los primeros repobladores cristianos procedían principalmente de la Corona de
Aragón, quienes recibieron una serie de privilegios y franquicias con el objetivo de facilitar su asentamiento. Con esta finalidad de asegurar mejor su creciente poblamiento e impulsar más activamente su mayor promoción económica y comercial, en agosto de 1252 Alfonso X otorgó a la ciudad el Fuero Real, muy parecido al de
Córdoba. Dotó a la villa de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales y de un amplio término municipal, que abarcaba los municipios actuales de Agost, Monforte del Cid, Aspe, Novelda, Elda, Petrel, Busot,
Aguas de Busot,
El Campello, Muchamiel,
San Juan y
San Vicente del Raspeig.