Parece mentira, pero acaban de cumplirse 12 años del gran incendio que arrasó nuestras sierras. Sería absurdo celebrar las desgracias propias pero si debemos recordarlas aunque solo se a para evitar que se repitan.
12 años de silencio, de verguenza callada, 12 años sin hacer nada. Nuestros
montes siguen sin limpiarse, los
pinos nacen como el perejil y apenas pueden crecer, los
caminos no se arreglan, no se crean cortafuegos ni accesos nuevos, las dotaciones de vigilancia son practicamente las
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