MADRID: Coche de la Corona Real...

Coche de la Corona Real
GONZÁLEZ, JULIÁN
1829-1833
En los años finales del reinado de Fernando VII, con el fin de dotar a las Caballerizas Reales de vehículos apropiados para las ceremonias más solemnes, se encargaron tres carruajes a los principales maestros carroceros de Madrid, Fernando Rodríguez y Julián González. Estos fueron el «Coche de Caoba», el «Landó de Bronces» y el «Coche de la Corona Real», el más importante de los tres, destinado a servir de trono sobre ruedas de los reyes de España durante un siglo. Comenzado en 1829, no se terminó hasta 1833, poco después de morir Fernando VII. Esta berlina de gran gala, por estar destinada a los reyes, fue realizada con especial riqueza material y complejidad técnica. Su moderno sistema de doble suspensión o el rico tapizado interior la convertían en un vehículo de gran comodidad. La decoración de relieves de bronce dorado aporta un programa iconográfico de exaltación del poder regio, con temas mitológicos como Apolo y las musas, divinidades montadas en carros o representaciones alusivas a las virtudes del monarca. Este simbolismo se acentuaba en algunos ceremoniales con la sustitución del pescante por la figura de madera tallada y dorada de un león coronado, que apoya las patas delanteras sobre dos mundos. Para las grandes solemnidades, se formaba una comitiva que empezaba con el «Landó de Bronces» y terminaba con el «Coche de Caoba», que iba siempre vacío como coche de respeto del «Coche de la Corona Real». En estas ocasiones, se enganchaba a un tiro de ocho caballos blancos con rica guarnición. Tanto los caballos como el carruaje se adornaban con penachos de plumas blancas y los acompañaba un nutrido servicio de la caballeriza, con cochero, postillón y ocho palafreneros a pie, todos ellos con librea de gala.