MADRID: En mi libro:"La huella arabe en Madrid y su Sureste"incluyo...

En mi libro:"La huella arabe en Madrid y su Sureste"incluyo la historia de Madrid y sus hechos acaecidos en esta Villa, hoy Capital de España. El suceso que voy a mencionar es una historia triste y un atentado contra la libertad de pensar del ser humano, hoy reconocida en 1948 por la Declaracion Universal de los Derechos Humanos que tutela la libertad de pensamiento, y antaño considerada por la Monarquia española y la Iglesia Catolica un crimen de lesa majestad. He aqui mi relato:
AUTO DE FE GENERAL EN MADRID EN LA PLAZA MAYOR EL 30 DE JUNIO DEL 1680.

A esta “infame escena” asistió la monarquía representada por el rey Carlos II, su esposa, la reina María Luisa de Orleáns y la reina madre Dª Mariana de Austria que con su presencia en este acto, daban su desafortunada aprobación a esté.
Lo promovía el Inquisidor General, Diego Sarmiento de Valladares, aprovechando los muchos reos procedentes de otros tribunales inquisitoriales que tenían pendiente la ejecución de las “injustas sentencias” contra los judío-conversos, mallorquines (chueta) y de otros judaizantes de Castilla.
El rey impuso la idea que se celebrara en la Plaza Mayor de Madrid y se señaló el día 30 de junio, festividad de San Pablo ¡“Apóstol de la Iglesia y perseguidor de las judíos seguidores del Maestro pero el genuino fundador del Cristianismo, separándose de la corriente reformista del judaísmo que propugnaba Jesucristo, “la bendición de Dios sea con Él”! y que supusiera el triunfo de la fe católica y la victoria contra la obstinación judaizante. Se invito al Auto de Fe, a miembros de los Tribunales de la Inquisición de Toledo, Valladolid y miembros de las ciudades de Ávila, Segovia y de otros lugares de la Corte.
En la organización de este acto participaba la Corte, y estarían representados los Consejos y las autoridades civiles y eclesiásticas de la capital y las Comisiones que desfilaron, la Cruz Verde, y la Cruz Blanca y los guardias del recinto y del quemadero.
Se formo a finales de junio, la llamada Compañía de los Soldados de la Fe, integrado por 250 hombres, encargados de custodiar los lugares de celebración del Auto, reforzar la vigilancia de los 118 reos y dar oficialización marcial a la procesión del Auto.
Antes de celebrarse el Auto de Fe, salieron en la procesión, la Cruz Verde y la Cruz Blanca con destino la primera a la Plaza Mayor y la segunda al quemadero.
El gentío congregado para contemplar la ejecución complicó la labor de los soldados que tenían la misión de ejecutar la Sentencia.
Fueron ejecutando los suplicios, dando garrote vil a los arrepentidos y luego aplicando a los pertinaces (los no arrepentidos) que fueron quemados vivos, con signos de impaciencia y desesperación.
Y terminando el acto, los soldados echaban todos los cadáveres al fuego y los verdugos arrimaban más leña hasta acabar de convertir los cadáveres en ceniza, a las nueve de la mañana del dia siguiente.
Agrupados por edades los 118 desdichados, del Auto del 1680, se comprobó que 46 de ellos, estaban comprendidos entre 13 y 30 años; 36 entre los 31 y 50 años y 12 entre los 51 y 76 años, careciendo de referencia de los 24 restantes, en su mayoría unidos o fallecidos antes del Auto.
Esta obra pictórica, de Francisco de Ricci que representa una visión particular del pintor, testigo ocular del Auto de Fe celebrado en la Plaza Mayor de Madrid, el 30 de junio de 1680, donde aparece la monarquía, representada por sus reyes, Carlos II, su esposa María Luisa de Orleáns y la reina madre Dª María de Austria, responsables absolutos de la escena del escarnio y exterminio de estas pobres gentes inocentes, emulando a la escena del Emperador Nerón en el circo romano en la ejecución de los cristianos, de la película “Quo Vadis” según la novela del escritor polaco Henri Sienkiewicz y llevada acertadamente al cine.
En otro lugar, el ejército, brazo secular de la Corona y de la Iglesia, cuya misión era ejecutar la sentencia y en otro lugar la Iglesia, representada por sus altos dignatarios eclesiásticos y frailes, todos como cuervos intolerantes, ávidos de venganza para derramar sangre inocente y sin signos de piedad ni remordimientos de sus abominables crímenes, contra seres indefensos e inocentes.

¡Loor y Gloria a las Cortes de Cádiz que abolieron y enterraron para siempre, a esta Oprobiosa y maléfica Institución!
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Fdo: Julio Reyes Rubio "Al-Mayriti"