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MADRID: El 15 de junio de 1993 Juan Pablo II consagró la catedral...

El 15 de junio de 1993 Juan Pablo II consagró la catedral dedicada a La Almudena, patrona de Madrid, siendo la primera catedral española que consagra un Papa. El 19 de diciembre de 1999 sonaban por primera vez las cuatro campanas de la Catedral de Madrid, que elaboradas artesanalmente en Caldas de Reyes (Pontevedra), fueron donadas a Madrid por la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia y la Fundación Pedro Barrie de la Maza.



El fundador de los Neocatecumenales, Kiko Argüello, ha recibido el encargo de pintar el ábside de la Catedral una «corona mistérica». Se trata de los momentos más importantes de la vida de Cristo. En el centro, el Pantocrator o segunda venida de Cristo, que sostiene en su mano derecha las Sagradas Escrituras.A los lados, la crucifixión, la resurrección, pentecostés, la entrada triunfal en Jerusalén o la dormición de María. Todo sobre fondo dorado y siguiendo siempre el modelo de los iconos clásicos.«Un pintor no puede inventarse nunca un icono nuevo y tiene que respetar los esquemas de los iconos orientales originales», dice el religioso.



Los nuevos frescos y vidrieras de la Catedral de la Almudena fueron presentados un mes antes de la Boda, y suponen uno de los últimos retoques de la Iglesia.

Se trata de siete frescos realizados por el pintor Kiko Agüello que representan en el ábside de la catedral los grandes acontecimientos de la Fe cristiana: a la izquierda el bautismo de Jesucristo en el Jordán, la transfiguración y la crucifixión, y a la derecha, la resurrección, la ascensión y Pentecostés y en el centro el Pantocrátor.

Sobre las pinturas, se han instalados siete vidrieras dedicadas a la voz de Dios, con el sustantivo "palabra" traducido en diferentes lenguas: latín, griego, hebraico, siríaco, cirílico y español.

En la séptima vidriera, la del centro, se inscribe el nombre de "María", la patrona de la Catedral, según la página web del Arzobispado de Madrid.

Agüello ha mantenido la influencia bizantina en los frescos, mientras que en las vidrieras se ha decantado por un estilo puramente abstracto.