Este
monumento fue propuesto por la Real Academia de Bellas Artes en 1951 al entonces alcalde de
Madrid, conde de
Santa Marta de Babio, con motivo de conmemorar el centenario del nacimiento de la Infanta Isabel, conocida popularmente como “La Chata”. Se instaló el monumento cercano a una de las entradas al
Parque del Oeste que había al final de la
calle Quintana,
vía en la que se hallaba el
palacio de la Infanta, que aún se conserva. La parte trasera del monumento se concibió como un
balcón-
mirador elevado hacia la
casa de
Campo y el parque del Oeste.