es innegable que tenemos cosas buenas. Entre ellas un patrimonio cultural de incalculable valor, en el que podemos incluir una gran cantidad de
catedrales de excepcional belleza. Pues bien, la de la Almudena no es una de ellas, de hecho en comparación sale muy mal parada la pobre. Lo cual resulta un tanto sangrante teniendo en cuenta que está en la capital de
España. Le falta poco para ser un
edificio ministerial y su valor histórico es aún menor si cabe (se comenzó a construir a finales del siglo
... (ver texto completo)