Sí, es una ciudad bonita, con
historia,
monumentos, encanto, pero por lo que ví, la gente no me parece la más agradable del mundo. Un polvorín de
coches - mal educados conduciendo -. Además, a pesar de su tamaño no deja de perder el instinto pueblerino. Si no llega a ser por la Universidad Alcalá no supondría mucho. De hecho, la
familia de Cervantes allí lo pasó fatal, económicamente hablando.