LA VILLA DE CERCEDILLA
La sierra del Guadarrama
está llena de culturas,
es un paisaje que clama
como si fueran pinturas.
Los romanos la pisaron
y trazaron sus calzadas,
con puentes que la adornaron
en sus enormes nevadas.
Los pinos marcan caminos
en las tardes encantadas,
parece que suenan trinos
entre perdidas pisadas.
Ladera sobre ladera
en sus calles decoradas,
las tardes de primavera
son dulces metas soñadas.
Caminos llenos de historia
con pasiones y desgracias,
en verano son la gloria
de paseos y distancias.
Sentir la voz de la sierra,
en Cercedilla te llama,
tiene tal fuerza está tierra
que se te clava en el alma.
Los ecos de sus sonidos
con sus pinos de esperanza,
hacen grandes los sentidos
en ambiente de templanza.
Hoy Cercedilla es historia
que la Fuenfría regala,
se te queda en la memoria
y que nunca te resbala.
Madrid mira a Cercedilla
como una villa adorada,
a su corazón de villa
la sierra vive amarrada.
G X Cantalapiedra.
La sierra del Guadarrama
está llena de culturas,
es un paisaje que clama
como si fueran pinturas.
Los romanos la pisaron
y trazaron sus calzadas,
con puentes que la adornaron
en sus enormes nevadas.
Los pinos marcan caminos
en las tardes encantadas,
parece que suenan trinos
entre perdidas pisadas.
Ladera sobre ladera
en sus calles decoradas,
las tardes de primavera
son dulces metas soñadas.
Caminos llenos de historia
con pasiones y desgracias,
en verano son la gloria
de paseos y distancias.
Sentir la voz de la sierra,
en Cercedilla te llama,
tiene tal fuerza está tierra
que se te clava en el alma.
Los ecos de sus sonidos
con sus pinos de esperanza,
hacen grandes los sentidos
en ambiente de templanza.
Hoy Cercedilla es historia
que la Fuenfría regala,
se te queda en la memoria
y que nunca te resbala.
Madrid mira a Cercedilla
como una villa adorada,
a su corazón de villa
la sierra vive amarrada.
G X Cantalapiedra.