Se trata de una donación de la Ciudad de
México al
pueblo madrileño, con motivo de la designación de nuestra ciudad como Capital Europea de la Cultura. Fue inaugurada el 23 de julio de 1992, coincidiendo con la Segunda Cumbre Iberoamericana, celebrada en
Madrid, en un acto que contó con la asistencia de Carlos Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994.