ALCOBENDAS: LA HUELGA DEL TREN CAMBIO SUS IDEAS...

LA HUELGA DEL TREN CAMBIO SUS IDEAS
Aquella mañana del diez de junio, cambio las ideas del viejo sindicalista, hombre castellano y sacrificado, que desde niño lucho por la defensa del mundo del trabajo, el hombre se dirigía a trasladarse a la ciudad de Madrid, en el ferrocarril existente, que la estación final, es la separación de los dos pueblos madrileños, en lo que siempre fue la avenida de España, que sirve de limite a los dos pueblos, casi ciudades de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, que en estas fechas superan los 185,000, habitantes. El viejo sindicalista, entro a dicha estación sobre las diez de la mañana, el andén de salida, era una como una manifestación, de las que él había dirigido en su vida, de sindicalista, entregado a los derechos del mundo obrero, la gente hablaba en voz alta, y empezó a sonar el altavoz de la estación, que nadie entendía por ser la megafonía un verdadero desastre, en la larga espera de cincuenta y cinco minutos, sonaba sin poder ser entendida, y el sindicalista pensó, esto es una falta de respeto, hacia las personas que aquí nos encontramos. Quiso gritar con fuerza, pero sus pulmones no le respondían, y en su mente empezaron a presentarse, momentos de los recuerdos de aquellos años, donde la democracia empezaba a ser fuente de derechos y a la vez de complicaciones. Pensaba que los conflictos laborales se arbitraban, como una necesidad imperiosa, pero se daba cuenta que no era así, en el momento actual, y notó como un desengaño, todo aquel tiempo pasado entre pancartas y mítines. El viejo sindicalista, rebasaba los setenta años, su vida se había vuelto cómoda y a la vez, demasiado vanidosa, al encontrar pareja de hecho, con una mujer que económicamente tenía bastantes bienes y dinero, contando con dos automóviles de alta gama. Sin tener problemas económicos, y disfrutando de una vejez demasiado lujosa, aunque aquella mañana del día diez de junio del 2016, se le volvieran las cosas en su contra, al ir a reparar su coche, en la casa oficial de Alcobendas, y pensando regresar hasta la Puerta del Sol, en el tren que desde allí tiene su cabecera. Decidió tomar un TAXI, para marcharse de dicha estación de Ferrocarril. Pero el destino, le hicieron recapacitar, y su sangre castellana, se revolvía en su cuerpo, al verse en medio de una huelga, que él no conocía. Sus intenciones no las tenía nada claras, pero la voz del destino, le hicieron volver hacia sus viejas andadas, por un lado temía llegar tarde a una cita con su médico, y a la vez su esposa le esperaba en el centro de la gran ciudad. Todo le parecía un laberinto, sin tener solución momentánea, un tren parado enfrente del andén de salida, con luces y motores apagados, parecían ser el espectáculo de siempre, la gente del pueblo, sufriendo los conflictos, y los políticos sin enterarse ni dar soluciones, que a la gente trabajadora, le pudieran evitar esas largas demoras. El sindicalista sobre el andén se sentía defraudado, y pensaba. Ahora que tenemos buenos trenes y vías, con buenos sistemas de seguridad, nos hacen huelga los empleados del tren, y ayer me conto mi esposa, que la semana próxima el metro de Madrid tendrá paros con servicios mínimos. Todas esas reflexiones, las tenía en su cerebro el sindicalista ya jubilado hace seis años, y en su mente se retorcían los mitos del sindicalismo, que un día defendiera, Buenaventura Durruti, en sus tiempos de la C, N, T. ahora después de 80, años de su muerte, sus ideas se ven desbordadas, y los trabajadores desconfían de sus representantes, políticos y sindicales, al ver que a veces hacen el juego a intereses extraños al mundo del trabajo. El andén y el tren después, era una fuente de comentarios, contra los políticos, aunque en dicho tren no viajara ninguno, para conocer los pensamientos, no solo del viejo sindicalista, si no, de todos los viajeros que eran de diferentes nacionalidades, y que presentían, lo mismo que en las cortes españolas, la falta de querer arreglar el país, ellos parecen caminar buscando su cielo, a la vez de frases y lamentos que nunca nos darán consuelo, y lo seguiremos sufriendo sobre este suelo.
Alcobendas 10 de junio de 2016 G X Cantalapiedra.