Me gustaría haber podido empezar este escrito respuestas con un: “ apreciado señor paisano Panduro de los Panduro de Alconchel que desde mil ochocientos dos o tres y gracias al tratado de Badajoz, ahora ya es español de España, digo España, de la suya, de su España, porque, yo estoy en España tanto si vivo en Palamós como en Barcarrota o en Termens o, el Valle de Abdalajis, pero, tengo que decirle, que su eminencia reverendísima, me ha dejado con la bocaza abierta de par en par y, me ha confirmado lo que ya había presupuestado inconscientemente., que no es otra coa que, vivimos y nos desarrollamos no en una sociedad piramidal como en principio aparenta ser, sino en círculos concéntricos, de tal manera, que usted y yo, por mucho que el mundo gire y gire y aún a sabiendas de que nació aunque no vivió en Alconchel, es dificilísimo sino imposible, que nos encontremos por más que intentemos echar amarres. Claro que, nunca se sabe pues, he oído decir, que hay gente a quienes hasta les toca la lotería y, no precisamente la de los números cabales.
Y, a propósito de echar amarres, quiero que asimile que, discrepar, no es ofender y, mucho menos, estar enfrente o enfrentarse, a no ser y claro está, que su reverencia entienda que su palabra es palabra de rey y que, todo aquél o aquella alma cándida que ose contradecir tan cultivada “sabijondez”, está inserta en el cerebro de un ser bárbaro que, debe ser a ser posible, eliminado, para que no obstaculice la libre fluidez de las sacrosantas ideas de toda la vida de siempre que; nos permiten vivir como han vivido siempre quienes, como nosotros, los más listos, cultos, santos y guapos, hemos vivido siempre.
Otro sí y acabo ya.
¿Ha oído hablar alguna vez de Barranco? ¿Si? Pos mire usted qué bien, ma alegro.
Un saludote mesie, y, recuerde, nada como unas sardinas recién pilladas y asadas en brasas de carbón vegetal de “alsina”, guarecidos tras la gruesa muralla del malecón de Blanes mientras, se ve subir el sol que nos alumbra hasta alcanzar su cenit. Y, encima, regadas con un blanco Alella dejado caer hasta el gaznate desde el pitorro de un porrón, de vidrio, claro.
Salud.
Y, a propósito de echar amarres, quiero que asimile que, discrepar, no es ofender y, mucho menos, estar enfrente o enfrentarse, a no ser y claro está, que su reverencia entienda que su palabra es palabra de rey y que, todo aquél o aquella alma cándida que ose contradecir tan cultivada “sabijondez”, está inserta en el cerebro de un ser bárbaro que, debe ser a ser posible, eliminado, para que no obstaculice la libre fluidez de las sacrosantas ideas de toda la vida de siempre que; nos permiten vivir como han vivido siempre quienes, como nosotros, los más listos, cultos, santos y guapos, hemos vivido siempre.
Otro sí y acabo ya.
¿Ha oído hablar alguna vez de Barranco? ¿Si? Pos mire usted qué bien, ma alegro.
Un saludote mesie, y, recuerde, nada como unas sardinas recién pilladas y asadas en brasas de carbón vegetal de “alsina”, guarecidos tras la gruesa muralla del malecón de Blanes mientras, se ve subir el sol que nos alumbra hasta alcanzar su cenit. Y, encima, regadas con un blanco Alella dejado caer hasta el gaznate desde el pitorro de un porrón, de vidrio, claro.
Salud.
Viví toda mi infancia en Blanes y si que es cierto que las sardinas frescas a la brsa i con ajo y perejil están buenísimas, aunque nunca me las comí en el malecón del puerto si vi como la jet-set pasaban por el restaurant del moll a comer marisco y pescado fresco. Que si bien la crisis nos afecta a todos se ve que algunos no les afecta tanto. Y és cierto que las cosas sencillas són las mejores de la vida. Ayer mismo comí un plato de alcachofas hervidas con un poco de aceite de oliva y 1/2 pizza del mercadona uhmmm... como echo de menos esas sardinas! En cuanto a sus majestades les diría que emigrasen a Marruecos a reivindicar el sahara como trono.
