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BARCELONA: ¿Tú te acuerdas moza recia? ¡Qué te vas a acordar!...

¿Tú te acuerdas moza recia? ¡Qué te vas a acordar! ¿Quien se acuerda de aquello ya? Pero un nueve de abril de hace cuatro cientos de años, el tercer Felipe de los Austría firmó el decreto de expulsión de los hispanos que no eran cristianos viejos, cualquiera que fuese el reino donde vivieran, en su mayoría afincados desde siglos en los territorios levantinos dependientes de la Corona de Aragón y de los que quedaban en Granada y sus montañas. También en los reinos de León y de Castilla y en gran parte de nuestra tierra.

Sabrás que en Hornachos se asesinaron a muchísimos, ¿no?
Para expulsarlos, hubo que romper leyes tradicionales de convivencia en armonía entre dos religiones monoteistas que convivieron durante siglos en las diferentes Españas siempre dándose la espalda pero respetándose mutuamente. Había precedente claro está, pues se hizo un siglo antes con los judíos sefarditas.
No sé cual de las dos decisiones regias fue peor, si la primera o la segunda. Digo peor para los demás españoles, pero que ambas fueron malas, muy malas, está más que demostrado, pues la sangría que destrozó la vida de tantísimas familias españolas, sólo sirvió para acentuar un empobrecimiento espiritual, intelectual y crematístico en todos los órdenes de la vida cotidiana que aún arrastramos los supervivientes de aquellas “animaladas”; por usar un término lo más suave posible.

Se expulsó a lo más granado de la sociedad civilizada, los campos quedaron yermos, los oficios sin nadie que conociera sus intríngulis.
Ganaron, de momento, algunos que vieron cómo la mano de obra rústica, barata, se incrementó con los pocos conversos aparentes que sobrevivieron a la crueldad, pero que terminó siendo pan para hoy y hambre para mañana, pues por ley, se les prohibió el ejercicio de cualquier otra actividad.

Aquella gente hablaba árabe, (algunos), catalán, valenciano, extremeño, castellano, aragonés, andaluz, formas romances del latín que (algunos), también hablaban. Reboltijo lógico, pues ambas formas habían sido lenguas de entendimiento comunes, muchas de cuyas palabras todavía usamos sin percatarnos.

Ahora, andan intentando arreglar el desaguisado (a buenas horas mangas verdes) y, ya las Cortes de Sevilla, han presentado un proyecto de ley para que se les reconozca a los descendientes de aquellos alpujarreños y todos los demás españoles expulsados a puro güevo, su condición de españoles, igual que se hizo antes con los sefardíes. Ya veremos..., pero sería un buen paso para que empiece a calar entre nosotros esa idea de encuentro entre civilizaciones que tanta falta está haciendo.

Salud.


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