La
vieja ciudad se asienta en una gran peña que domina el
Duero y es esa inmejorable situación la que hace suponerla fundada en
tiempos remotos. Parece ser en primer lugar que fue asentamiento vacceo, y más
tarde aparece citada en el Itinerario de Antonino con el
nombre de Ocellum Duri, como una de las «mansio» que jalonaban la
calzada romana o
Vía de la
Plata, la cual cruzaría el Duero por
Zamora, casi con seguridad en el mismo emplazamiento donde más tarde, en el
siglo XII, se construyó un
puente del que aún son
visibles algunos
restos.
No obstante la leyenda, quizá más respaldada por la
historia de lo que creemos, suple con creces esa escasez
monumental de la época romana haciendo surgir con fuerza la
figura del más
popular héroe
zamorano,
Viriato, que luchó y venció a los dominadores en sucesivas batallas, quedando para siempre
reflejadas sus victorias en la
bandera de la ciudad.
Su primera denominación sería romana, siendo citada en el Itinerario de Antonino con el nombre Ocellum Duri (Los Ojos del Duero),
Con las invasiones germánicas, Zamora pasa a ser territorio visigodo y es entonces cuando aparece el nombre de Semure en dos monedas de Sisebuto (610 620) y en las Actas del Concilio de
Lugo (año 569). Más tarde los musulmanes la llamarían Azemur, «
olivar silvestre» y Samurah «ciudad de las turquesas», aunque existen muchas opiniones al respecto, hasta que finalmente aparece citada con el nombre actual en el Salmanticense «como una de las
plazas recobradas por
Alfonso I a los moros».
Para el profesor Guillermo Tejada Álamo, Zamora es un hidrónimo compuesto, seguramente celta, traído desde el
Norte de la Península, o desde la parte
oriental del
valle del Duero, en la Edad Media posiblemente con la repoblación, aunque también podría ser heredero de otro anterior, "Semure", parecido y con el mismo significado; este hidrónimo, redundante o repetitivo, estaría compuesto a su vez por las palabras "Zama o Sama" -heredera posible del redundante " (O) S/Za+ (a) ma"), con el significado de "
río-Río"/o "río grande", más "ora"/"ura", también "río"; es decir, "río-río-Río", en este caso, el Duero, al que seguramente entonces se le conocía también como "Ora u Oria" -tal vez como nombre común, al principio-; es decir, (
poblado junto al-)"río-río-Ura", más tarde "
Río Duero", o "río-río-Río"; es decir, simplificando, (junto al-) "río Ura/Ora" > o el "río Duero" (< de " (Au) D+uro)". Otra explicación posible a este hidrónimo es que, como en los "Osma"
antiguos, se le añadiera, el "Ura", "río", como diferenciador y para concretar mejor el lugar, haciendo referencia a 2
ríos, al Valderaduey y al Duero, por ejemplo; viniendo a significar (junto al)"río-Río" y (al)"río".
Después de la Reconquista, en torno al año 754, por parte del rey Alfonso I de
Asturias y tras ser reconstruida y repoblada por el rey
Fernando I de
León (1010-1065) en el siglo XI, pasa a denominarse Zamora
La Muy Noble y Muy Leal ciudad de Zamora, así intitulada a perpetuidad por Enrique IV, se levanta en la margen
derecha del Duero, sobre las peñas de
Santa Marta, las famosas «peñas tajadas», que sirvieron para identificar sus límites y para cimentar la primera de sus
murallas, que se levantaron en el año 893. La ciudad fue tomada un siglo más tarde por Almanzor, aunque pasó a los reinos cristianos años después.
«Zamora la bien
cercada» la
llamó Fernando I, quien la reconstruyó y repobló y se la legó a su hija
Doña Urraca. La celebre frase: «No se ganó Zamora en una hora», que constituye aún hoy una referencia a la ciudad del dominio popular, surgió cuando a ésta quiso arrebatársela su hermano,
Sancho II, sometiéndola a un largo y penoso
cerco que los zamoranos resistieron valerosamente. El «
Portillo de la Traición» todavía recuerda la muerte del monarca ante los
muros que sitiaba, a manos de Bellido Dolfos, quien lo atravesó tras el crimen.
Al
casco antiguo de Zamora, «Conjunto
Histórico-
Artístico», sus murallas y
puertas: la de
Zambranos o de Doña Urraca y la de
Olivares; junto a la
casa del Cid, el
castillo; las
iglesias románicas, los
palacios renacentistas y sus
calles estrechas y empedradas, presididas por la
extraordinaria cúpula de la Catedral, le confieren un sobrecogedor
ambiente medieval.
La ciudad de Zamora ostenta el título de “Muy noble y leal”, según le fue otorgado por el rey Enrique IV de
Castilla, mediante Privilegios del 20 de junio y el 1 de julio de 1465 y 9 de marzo de 1466
La Zamora de hoy conjuga el mantenimiento de su legado histórico, con
edificaciones mas modernas que reflejan los distintos estilos y usos. Junto con las edificaciones residenciales y la adaptación de calles y plazas, Zamora reúne hoy factores que apuntan hacia la calidad de vida para los residentes y acogida cordial a los visitantes.
Fue la primera ciudad del mundo con cobertura global WiFi, recibiendo el proyecto, llamado "Zamora Hot City",