Compramos energía a futuro

MALVA: 57. Crónica de una letra minúscula....

57. Crónica de una letra minúscula.

El Pe y el Pa.

Era Diego un zagal, hijo de un guarda, de estos de campo, que había en los pueblos, a los que simplemente llamábamos “El Guarda”, llevaban un cinturón o correa muy ancha, de material o cuero, con una placa, metálica, ovalada, dorada y grande, con el distintivo de su cargo.
A Diego lo llamaban “El Perro” (con perdón), y no sé por qué, bueno, aunque no se debe, aún se la puede llamar, pues vive en Zamora a su avanzada edad.
Este Diego trabajó de mancebo, en la botica de mi bisabuelo Román, de último con D. Leonides, él que no tenía un pelo de tonto, por que no tenía pelo, sí mal genio y mala leche, pero esto lo vamos a dejar, para otra historia.
La botica como se ha comentado en otros episodios, estaba al lado de la iglesia, lo que ha sido hasta hace poco la casa de mi tía Mary, o mismamente la de mis abuelos Asterio y Pepa. Entre la propia puerta de la botica y la puerta de la casa, estaba lo que llamábamos “la piedra”, que ya no existe, lugar de tertulias de mayores y juegos de los más pequeños.

En esta piedra también se sentaba Diego a esperar que el boticario abriera la botica, más que se sentaba se tumbaba a esperar.
Casi enfrente, donde hoy vive Tomasa, a la vuelta de la peña de los zachos, vivía el padre de Nino “El Pata” (con perdón), Nino el padre de Amparín.
Y en los pasones que hay a la entrada de esta casa, se tumbaba Nino, cuando también era zagal.
Y cuando coincidían, que eran casi todas las tardes, de conversación en la pequeña distancia que los separaba.

DIEGO le decía:
- Saturnino El Pa..... ta.
Y NINO respondía:
- Diego El Pe.... rro.
- Saturnino El Pa..... ta.
- Diego El Pe.... rro.
- Saturnino El Pa..... ta.
- Diego El Pe.... rro.
- Saturnino El Pa..... ta.

Y nada más, así se tiraban un buen rato, y esto era todo lo que se decían.
Pero quién no haya hecho esto de pequeño, o algo parecido, que tire la primera piedra.

Salud