Tachuela 8
Recuerdo que trajo unos conejos gigantes, les hizo unas conejeras de malla metálica y madera, en el aire, con patas altas; solía tener una pecera con peces. No se por que, pero creíamos que el agua de Malva no valía para los peces y se la traían en el coche de línea todos los días, al menos se comentaba. Después de cerrar la farmacia Don Leonides, se hicieron con la casa, pasando a vivir a esta, y montar el bar donde la farmacia. Recuerdo una apuesta que hizo a la puerta del bar Jesús, el hermano de Deme, la hizo con Graci, estaba con su burra, y se apostaron un “Kas”, a que Graci no levantaba en el aire los cuartos delanteros de la burra, visto y no visto, agarró Graci la burra por las patas de adelante y la levantó en vilo. Después se bebió el “Kas”, y todos tan amigos.
El Pato, con Andrés y Nina en la plaza, lo que es ahora la casa de Visi. A la puerta los famosos pasones, por los que se accedía a la segunda planta, lugar de innumerables tertulias. La barra también cambió de estar al frente, a la derecha. Las veces que nos diría Nina: “Los muchachos a la calle”.
Aquí se instaló el primer teléfono.
- Andrés, manda callar a esos muchachos, a sonado un timbrazo....., el segundo......, y el tercero, vaya hombre, no es para nosotros, es para Bustillo- Decía Nina.
- Pues menos mal- Dijo Andrés.
Así eran las comunicaciones telefónicas en los años sesenta, línea telefónica había, venía desde Toro, por una línea de postes de hilo desnudo, una misma línea, que compartían, Fuentesecas, Malva y Bustillol del Oro. Colgaba de una centralita manual, de Toro, allí la telefonista, mediante una clavija, conectaba la llamada que venía de Zamora, al jack de estos tres pueblos, si daba un timbrazo, era para Fuentesecas, dos para Malva y tres para Bustillo, estas llamadas las hacía la telefonista, manualmente, mediante una llave, en la centralita.
En Malva los teléfonos, por que había dos, estaban en el Bar El Pato, en el piso superior, se subía, por los famosos pasones del Pato, en una habitación con mosaicos sueltos, estaban en una especie de cabinas, tipo armario martín, uno para hablar los del Pato con la centralita, el otro para el servicio publico. Te avisaban con bastantes horas de antelación, de la hora a la que te iban a llamar. A estas llamadas las llamábamos conferencias. Cuando la conferencia la ponías tú, al terminar de hablar, colgabas y tenías que esperar, a que llamara la telefonista para indicar el importe de la conferencia.
Recuerdo una ocasión, que nos trajo Visi, un telegrama en mano a casa, alguna oposición aprobada, o algo similar. La primera impresión. ¿Cómo podía viajar el papelito azul escrito por la línea telefónica?
Pasaron unos años apareciendo las centralitas automáticas y la telefónica, puso una de estas en Pozoantiguo, ni que decir tiene, que en Toro se puso antes. Mediante la misma línea de postes, se montaron tres líneas telefónicas una para cada pueblo, automáticas, con sus respectivos números de teléfono.
Recuerdo que trajo unos conejos gigantes, les hizo unas conejeras de malla metálica y madera, en el aire, con patas altas; solía tener una pecera con peces. No se por que, pero creíamos que el agua de Malva no valía para los peces y se la traían en el coche de línea todos los días, al menos se comentaba. Después de cerrar la farmacia Don Leonides, se hicieron con la casa, pasando a vivir a esta, y montar el bar donde la farmacia. Recuerdo una apuesta que hizo a la puerta del bar Jesús, el hermano de Deme, la hizo con Graci, estaba con su burra, y se apostaron un “Kas”, a que Graci no levantaba en el aire los cuartos delanteros de la burra, visto y no visto, agarró Graci la burra por las patas de adelante y la levantó en vilo. Después se bebió el “Kas”, y todos tan amigos.
El Pato, con Andrés y Nina en la plaza, lo que es ahora la casa de Visi. A la puerta los famosos pasones, por los que se accedía a la segunda planta, lugar de innumerables tertulias. La barra también cambió de estar al frente, a la derecha. Las veces que nos diría Nina: “Los muchachos a la calle”.
Aquí se instaló el primer teléfono.
- Andrés, manda callar a esos muchachos, a sonado un timbrazo....., el segundo......, y el tercero, vaya hombre, no es para nosotros, es para Bustillo- Decía Nina.
- Pues menos mal- Dijo Andrés.
Así eran las comunicaciones telefónicas en los años sesenta, línea telefónica había, venía desde Toro, por una línea de postes de hilo desnudo, una misma línea, que compartían, Fuentesecas, Malva y Bustillol del Oro. Colgaba de una centralita manual, de Toro, allí la telefonista, mediante una clavija, conectaba la llamada que venía de Zamora, al jack de estos tres pueblos, si daba un timbrazo, era para Fuentesecas, dos para Malva y tres para Bustillo, estas llamadas las hacía la telefonista, manualmente, mediante una llave, en la centralita.
En Malva los teléfonos, por que había dos, estaban en el Bar El Pato, en el piso superior, se subía, por los famosos pasones del Pato, en una habitación con mosaicos sueltos, estaban en una especie de cabinas, tipo armario martín, uno para hablar los del Pato con la centralita, el otro para el servicio publico. Te avisaban con bastantes horas de antelación, de la hora a la que te iban a llamar. A estas llamadas las llamábamos conferencias. Cuando la conferencia la ponías tú, al terminar de hablar, colgabas y tenías que esperar, a que llamara la telefonista para indicar el importe de la conferencia.
Recuerdo una ocasión, que nos trajo Visi, un telegrama en mano a casa, alguna oposición aprobada, o algo similar. La primera impresión. ¿Cómo podía viajar el papelito azul escrito por la línea telefónica?
Pasaron unos años apareciendo las centralitas automáticas y la telefónica, puso una de estas en Pozoantiguo, ni que decir tiene, que en Toro se puso antes. Mediante la misma línea de postes, se montaron tres líneas telefónicas una para cada pueblo, automáticas, con sus respectivos números de teléfono.