Crónicas de una letra minúscula
Otra de Don Honorio y su burra
Don Honorio era el veterinario de Malva, como se ha comentado varias veces y un hermano suyo lo era de Villalube.
Cuando era requerido para atender a algún animal de alguno de los pueblos de alrededor donde no tenían veterinario como Aspariegos o Fuentes, los desplazamientos los hacía en una burra que él tenía, de aquella apenas había coches.
Estos desplazamientos los hacía de forma muy tranquila, no le decía a la burra ni arre ni so, ni la espoleteaba ni nada de nada, dejaba a la acémila a su aire, sí tardaba una hora como si tardaba dos.
Un día venia de Fuentes y a la entrada del pueblo se encontró con la tía Fuentela, y ésta sin previo aviso le dijo a la burra “SO”, la burra paró en seco y Don Honorio al parar la burra de golpe, como no se lo esperaba, casi salió por las orejas, Don Honorio no dijo nada, se recuperó un poco del susto y continuo su camino.
Al día siguiente, que también venía de Fuentes se encontró con las mismas, otra vez con la tía Fuentela, y ésta le volvió a decir lo mismo a la burra “SO”, pero Don Honorio que de tonto no tenía un pelo, ya prevenido arreó a la vez a la burra y ésta no paró, de forma que le dice Don Honorio enarcando las cejas a la tía Fuentela:
- ¡Hoy no te ha hecho caso tu hermana!
Salud.
Otra de Don Honorio y su burra
Don Honorio era el veterinario de Malva, como se ha comentado varias veces y un hermano suyo lo era de Villalube.
Cuando era requerido para atender a algún animal de alguno de los pueblos de alrededor donde no tenían veterinario como Aspariegos o Fuentes, los desplazamientos los hacía en una burra que él tenía, de aquella apenas había coches.
Estos desplazamientos los hacía de forma muy tranquila, no le decía a la burra ni arre ni so, ni la espoleteaba ni nada de nada, dejaba a la acémila a su aire, sí tardaba una hora como si tardaba dos.
Un día venia de Fuentes y a la entrada del pueblo se encontró con la tía Fuentela, y ésta sin previo aviso le dijo a la burra “SO”, la burra paró en seco y Don Honorio al parar la burra de golpe, como no se lo esperaba, casi salió por las orejas, Don Honorio no dijo nada, se recuperó un poco del susto y continuo su camino.
Al día siguiente, que también venía de Fuentes se encontró con las mismas, otra vez con la tía Fuentela, y ésta le volvió a decir lo mismo a la burra “SO”, pero Don Honorio que de tonto no tenía un pelo, ya prevenido arreó a la vez a la burra y ésta no paró, de forma que le dice Don Honorio enarcando las cejas a la tía Fuentela:
- ¡Hoy no te ha hecho caso tu hermana!
Salud.
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