MALVA: JUAN JESÚS RODERO Uno de los tópicos más utilizados...

JUAN JESÚS RODERO Uno de los tópicos más utilizados en cualquier ámbito: político, profesional, empresarial, deportivo y demás, es ese de que no hay nadie imprescindible. Una frase hecha que cabe sospechar que proviene principalmente de los prescindibles, por sutiles razones. Puede que estén en posesión de la verdad en este sentido, pero también puede que no lo estén. La vida muestra constantes ejemplos en uno y otro sentido. Y la historia, lo mismo.

Imprescindible en España ha sido el rey Juan Carlos para comandar la transición de la dictadura a la democracia, y Suárez ejecutando la transición, y Felipe González situando al país en la senda de la modernidad, y Aznar acabando con el poder casi absoluto socialista que había degenerado en una casi absoluta corrupción y Felipe VI dando continuidad a la monarquía y al régimen parlamentario que se disfruta por muy manifiestamente mejorable que resulte. Prescindible, en cambio, resultó el torpe Zapatero, y prescindible, al menos hasta el día de hoy, es Rajoy.

Otro tanto ocurre en el mundo empresarial y profesional, en los que todos conocemos numerosos casos, cercanos y lejanos, de buenos negocios, de grandes industrias, que se han ido hundiendo, unas más rápidamente que otras, en cuanto dejaron de ser dirigidas, por fallecimiento, retiro o cualquier otra causa, por las personas competentes, muchas veces los mismos propietarios, que las supieron llevar a lugares muy destacados en su sector y a cuentas de resultados plenamente satisfactorios.

Igual puede decirse en cuanto respecta al ámbito de los deportes. No es lo mismo que a España le represente en la Copa Davis de tenis Nadal que otro jugador por destacado que sea. ¿O es que el Madrid no echa en falta a Cristiano Ronaldo cuando no juega, y el Barcelona a Messi? Quienes los sustituyen pondrán todo su empeño, las cosas irán mejor o peor, pero no son ellos y la ausencia se hace evidente y palpable al margen de cuál sea al final el resultado.

Naturalmente que hay excepciones, siempre las hay y en todo, e incluso es normal que el sucesor mejore a su antecesor, seguramente porque el sucesor sea también de la raza innata de los imprescindibles. O por lo que sea. Lo que puede venir a significar, volviendo al ámbito político, que PP y PSOE no deberían, ni mucho menos, creerse imprescindibles como se creen, creyendo también que el bipartidismo y la alternancia es la mejor manera de hacer sólidos una democracia y un estado, cuando puede que sea justamente lo contrario.

No es ni a los conservadores ni a los socialistas, por más que ellos piensen y proclamen lo contrario, a quienes corresponde considerarse imprescindibles, pues ese es un interrogante que deben dilucidar los electores ante las urnas. Desde luego, el resto de los partidos es seguro que les ven, a unos y otros, como claramente prescindibles. Y en el imaginario ciudadano crece el deseo de dar la oportunidad a nuevas opciones, aun con el riesgo de saber si resultarán prescindibles o imprescindibles.

Y eso es todo paisanos.