![La ermita](/fotos_reducidas/5/1/0/00311510.jpg)
... y mientras tanto, en alguna lejana pocilga, algún pobre cebón se prepara para convertirse, no sin gruñir hasta la hartura, en una hermosa colección de estalagtitas adornado el techo del sobrao. No estés triste, criatura, pocos seres vivos dan tanto alivio y tanto gusto como tú.
Nunca pude soportar los gruñidos del pobre cerdo. Me alejaba todo lo que podía para no oirlo, pero nunca era suficiente.