Compramos energía a futuro

MALVA (Zamora)

Puesta de sol
Foto enviada por mjl

Jmg que anda cerca de ellos, podía hacernos con unos modem para poder llevar los portátiles, lo mismo a la playa que a medir a la era. Ya sería el remate: tú me das cremita mientras yo contesto a los del foro.
Buenas y santas, lo que me he reido, de lo de Calleja, no me acordaba en absoluto de esta historia.
Es bajito el Calleja, pero mala leche tiene, y es más tieso que 11 velas en invierno.
Pero fue más o menos así ¿no?. Cualquiera le preguntaba lo que era aquello colorao. Tráelo y ya nos desengañaremos por nuestro propio ojo.
Teníais que haber visto cómo se puso Calleja, como un auténtico basilisco. Si no llega a ser porque, a Jmg, le llegaba por el ombligo le mete dos carrilladas que marcha pa casa con dos señoritos pintaos en la cara. Por no calentar más el ambiente, tuvimos que pedir “dos pinchos de aquello colorao de allí, otros dos de lo amarillo de más acá y uno de lo del medio”.

MORALEJA:
... ¡y con razón!

--- o0o ---
Buenas y santas, lo que me he reido, de lo de Calleja, no me acordaba en absoluto de esta historia.
Es bajito el Calleja, pero mala leche tiene, y es más tieso que 11 velas en invierno.
Teníais que haber visto cómo se puso Calleja, como un auténtico basilisco. Si no llega a ser porque, a Jmg, le llegaba por el ombligo le mete dos carrilladas que marcha pa casa con dos señoritos pintaos en la cara. Por no calentar más el ambiente, tuvimos que pedir “dos pinchos de aquello colorao de allí, otros dos de lo amarillo de más acá y uno de lo del medio”.

MORALEJA:
... ¡y con razón!

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Pero lo que nos llevó allí, una tarde, no fue la indumentaria de Calleja, sino el hambre con que nos habíamos levantado, después de estar toda la tarde jugando al julepe. Tenía buenos pinchos, así que, como no había controles de alcoholemia, cogimos el coche y ¡a Villalube!.
Te advierto que llevamos 44.376 mensajes y somos los quintos de toda España, así no andes buscando lo que ya hemos escrito. En uno de ellos, para los que no me conocen, explique que tengo tres negociados a mi cargo:
- El de enderezar varillas de paraguas
- el retorcer hierros para espeteras
- y el hacer agujeros de cerandas, que es el que más guerra me da. No sabes tú bien cómo quiere los agujeros la gente.
A pesar del empate a dos fechorías, quiero advertir, que no aspirábamos al premio “La pila un pozo” y que no fue ningún campeonato de acémilas desbocadas. Así que, por favor, que nadie vea en estos relatos más pretensión que la de escribir y compartir los recuerdos que a uno le vienen a la cabeza. No hay ningún ánimo de ofender, ni afán de protagonismo, ni por supuesto, de fanfarronería. Incluso de algunas cosas, no diré de cuáles, no se siente uno orgulloso, en absoluto, pero siempre han sido difíciles ... (ver texto completo)
Con esta, yo ya llevaba dos multas en aquel verano de lujuria y azoteas. Pero hubo otros dos foreros, que levanten la mano si están por ahí, que organizaron otra, seguramente para no dejarme ganar y terminar empatando a dos picias cada uno.
Fue la que tuvo lugar en la fiesta de Belver, donde habían acudido, estos otros dos foreros que he mentado, a pasar el rato entre bar y bar con un nativo del Raso, muy dado a “ponnos otro chisme que lo pago yo”. Dieron en apretar y apretar con los cubatas, de ... (ver texto completo)
Ese mismo verano de marras, entre alguna de las partidas de tute, de chamelo o garrafina que celebrábamos en el Club Social de La Pacheca, nos vino a ocurrir lo que nadie puede remediar por nosotros: un apretón de muchos kilopondios.
Como aquellos eran tiempos de disfrutar de la libertad recién estrenada más que de tirar de las cadenas, de tirar de pantalón en cuclillas, más que de apoltronarse en una taza, nos fuimos a aliviar al cobijo de un portal hondo que había bajo la escalera de la casa ... (ver texto completo)
Antes de encontrar a los compañeros de farra, me encontré, en la plaza, con las mujeres de algunos de ellos que ya los echaban de menos en sus camas tanto como yo, la cartera en mi bolso, cuando noté que no la tenía. “ ¡Anda que como se me haya caído dentro de la casa, en vez de una sustracción, hemos hecho una multiplicación!”, pensaba yo. Finalmente, fuimos capaces de encontrar la cartera, pero no conseguimos borrar el rastro que dejaron las risas y voces de los que no entraron en la casa, así ... (ver texto completo)
Entre la pesadez de la cena y la de nuestros cuerpos, teja que pisábamos, teja que cascaba, por mucho celo que pusiéramos en evitarlo, hasta que llegamos al borde del tejado, y sentados, con las piernas rescolgando, observamos que, en el corral de la casa que acabábamos de atravesar, había ropa tendida.
- Chacho, yo creo que eso de ahí son servilletas colgadas.
- Claro, si han comido y las han manchado, lo mejor es lavarlas y tenderlas pa que se sequen.
- Pero, ¿a ver si va a haber gente en casa?
- ... (ver texto completo)
Al día siguiente los cenamos en casa de Gúmer y cuándo llegó la hora de cerrar el bar, nos avituallamos convenientemente, con cubatas a granel, con los que ayudaríamos a aquella pesada digestión, más por el chupeteo de huesines que por el tamaño de las tajadas. Subimos a la ermita, a ver si con la altura y la bebida que habíamos comprado, se nos ocurría algo en qué entretenernos un poco más. ¡Ya lo creo que se nos ocurrió!. Estaba la noche clara, así que desde la ermita, se alcanzaba a ver la buchina ... (ver texto completo)
Ni tanto, ni tan calvo o como diría Crisantos: ¡Yo ni digo que sí, ni digo que no!,. Solo pretendo que no haya nadie ofendido, ni por habernos pasado, ni por quedarnos cortos. Conviene recordar, eso sí, que en el contexto de Malva, como en el de otros pueblos, sobre todo en épocas no muy lejanas, era primordial la supervivencia y, por tanto, no era de extrañar que después de pasarte el verano al sol, espantando las palomas del girasol con una lata, si alguna caía en la pajarera y te le echabas a ... (ver texto completo)
Antes, sobre todo en los pueblos, se consideraba una Educación Necesaria Obligatoria, darle cantazos a los perros y palos a las burras. Antes, se mataban pájaros por auténtica necesidad, bien fuera de comerlos, de vendérselos a Felisa la Sorda o de dárselos al gavilucho. Antes se cagaba en las casetas o en las cortinas, porque estaban llenos los mudadales del corral. Antes se quejaban los hijos de que les habían calentado en la escuela, y los padres acudían, aquella misma noche, a la A. P. A. en ... (ver texto completo)
Me faltan muchos más, pero que me perdonen. Son igual de importantes y queridos, pero menos asiduos.