FUENTELCARNERO: Los mejores perros del mundo...

Los mejores perros del mundo
Un padre y un hijo crían desde hace décadas en Corrales algunos de los mejores ejemplares de Alaskan Malamute
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Un perro situado tras una alambrada.
Foto Ical
MULTIMEDIA
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J. DE SAA/ICAL

Entre Corrales del Vino y Fuentelcarnero, a unos 20 kilómetros de la capital zamorana, está Kabluna, núcleo zoológico que se distingue, entre otros méritos, por haber criado algunos de los más espectaculares perros de raza alaskan malamute. Ángel y José Iglesias, padre e hijo, desarrollan un proyecto familiar marcado por la paciencia y el éxito y que ha conseguido colocar a Zamora en el mapa mundial de los aficionados a los perros.

La oficina de Kabluna -nombre con el que un esquimal llamaría a un europeo, como si un español llamase «guiri» a un extranjero- está atestada de copas y trofeos, no en vano el criadero ha alcanzado en sus veinte años de actividad cuatro campeonatos del mundo, sin contar con los triunfos europeos y los «treinta o cuarenta» títulos de España y de Portugal.

El alaskan malamute es una de las primeras razas de perros de trineo, fuerte y muy resistente, lo que proporciona de entrada una imagen de las películas de aventuras en zonas del mundo donde reina el frío extremo. Es un animal con una planta impresionante, que recuerda a un lobo y que encabeza el grupo de nórdicos junto a razas como el perro de Carelia, el husky siberiano, el samoyedo y el Akita Inu.

En la actualidad, los malamutes se mueven en circuitos profesionales de criadores, más bien al margen de su origen, probablemente con los esquimales, es decir, que han pasado de ser un asunto de supervivencia a un asunto de belleza. «Nuestra raza es el malamute y nuestra intención es seguir criando solo malamute aunque tenemos otros perros», dice José. «Esto empezó en los primeros años de estudio. Marché a Canadá dos años a trabajar y a hacer prácticas como veterinario. Decidimos traer algo nuevo y diferente y trajimos los primeros perros de allí. Estuve dos años corriendo en carreras allí y he seguido yendo con frecuencia. El pasado verano estuvimos en Alaska y trajimos tres perros nuevos», explica.

Tyson, Foreman, Ñama y Asali son algunos de los nombres de los ejemplares criados en tierras zamoranas, en estos casos, campeones del mundo. «Casi siempre ponemos nombres de los sitios a los que viajamos», explica José Iglesias. «El de 'Ñama', que significa 'bicho malo', es un nombre africano porque coincidió que habíamos estado en Senegal y 'Asali' es indonesio y no me acuerdo qué significa», apunta, con una sonrisa.

Los títulos mundiales y continentales son algunas de las referencias que ofrecen estos criadores sin que la ambición, la fama o el dinero hayan llegado nunca a cegarles. "El 80 por ciento de nuestros viajes son con perros aunque alguna vez hacemos una escapada para perdernos. Estuvimos recientemente en Estados Unidos, Eslovenia, por el Campeonato de Europa; Bélgica, al Dogshow, y Finlandia. Hacemos esto porque nos apasiona. Si no, no tendría sentido", sentencia Ángel.

Tyson fue el primer campeón del mundo que dio Kabluna y, quizá, el más especial, por conseguir el triunfo en Helsinki (Finlandia). «Fue un viaje muy bonito porque fui con mi padre y con otro criador italiano. Hicimos todo el viaje con dieciséis perros en una furgoneta, atravesando Europa», indica José. «Fue una emoción tremenda porque son países muy competitivos y, aunque todos los títulos son buenos, no es lo mismo ganarlo en el país de los nórdicos que en Sudáfrica. Era un perro muy cariñoso y lo disfrutamos mucho tiempo», anota.

El veterinario y criador estableció contactos y fraguó amistad personal con criadores de renombre «que nos confiaron muy buenos ejemplares». De hecho, el propio Tyson fue el primer perro que Kabluna trajo a Zamora, sin saber que se proclamaría campeón de España y del mundo. «A partir de ahí vino todo, con mucha paciencia y poco a poco», anota, Ángel.

Padre e hijo hacen alusiones constantes a la paciencia como una de las claves para el éxito como criadores de alaskan malamute y es que el entrenamiento de un cachorro de esta raza exige una disciplina que pone a prueba el temple del dueño. «Desde que es pequeñito hay que sociabilizarlo para evitar perros con problemas. Hay que acostumbrarlo a entornos ruidosos, a manejarlo con niños, en coches y darle una educación sencilla que es de lo que se ocupa mi padre», comenta José. «Yo he estado muchos años, cuando empezaba a entrenarlos, llevando a los cachorros a la puerta del instituto. Los chicos salían, lo acariciaban y lo achuchaban y, así, lo iba asimilando y al ir a cualquier exposición y al perro ya no le molesta nada", apunta Ángel.