Debía ser noviembre o quizás primeros días de diciembre. Por un camino angosto va el pimientero con su carro, la mula enganchada a las varas más de la mitad de la mercancía vendida. De aquí en adelante para la mula será más suave el camino. Pues los sacos llenos del preciado polvo del pimiento son ya escasos, por kilos y picas fueron quedando en las cocinas de los pueblos. Esperando el momento para componer la comida y el día de la matanza ser parte fundamental para hacer los chorizos y el adobo. ... (ver texto completo)