JEREZ - MANZANILLA - MEDIO TAPÓN - TABANCO:: PÁGINA Nº 3
Helena Rivero cogió el testigo de su padre, el conocido empresario Joaquín Rivero.
Una sola botella de Tradición reposa mucho más tiempo del exigido por el Consejo Regulador para su comercialización. Así por ejemplo, un palo cortado posee una vejez media de 37 años o un oloroso llega a los 42. Para ello su filosofía es determinante: autolimitar su saca anual e ir extrayendo una mínima parte para comercializar. Valor y coraje para unos resultados únicos, como asegura Helena Rivero, “todos los años son buenos, sin excepción”. Algo conocido en los numerosos certámenes más prestigiosos, nacionales e internacionales, donde han recibido innumerables galardones.
Como en el colegio
Ediciones limitadas en las que la trazabilidad marca todas sus etiquetas con el número de botella, año y la saca. Estamos hablando de vinos criados según los parámetros del siglo XIX, época en la que alcanzaron su mayor esplendor. Los mejores mostos son envejecidos minuciosa y artesanalmente, con ‘rociado’ manual, sin clarificar ni estabilizar en frío y, por supuesto, olvidando darle color, añadir azúcares… por esto los atributos originales del vino quedan intactos. Y son "rompecopas" como dicen en las bodegas por allí: límpidos y sumamente brillantes.
Los vinos de Bodegas Tradición son "rompe copas", limpios y brillantes.
Vinos muy especiales que requieren una pericia inigualable a cargo del capataz José Luis Blandino y José María Quirós, enólogo. Son los sabios encargados de clasificar los mostos para dirigirlos a crianza biológica u oxidativa (o ambas). Y Blandino lo explica de esta manera tan bonita: “Se buscan vinos muy neutros, calmados, que aprenden de los mayores, de las botas más viejas, como en el colegio; comienzan salvajes y rebeldes y luego se van tranquilizando”.
Vinos para pensarlos
Helena Rivero asevera que “no son vinos de feria. En cambio, son versátiles, perfectos para acompañar las comidas y para momentos de meditación y gran introspección". Más allá del trago fácil son vinos para pensarlos y disfrutar de sus grandes cualidades que, debido a sus especiales características y variedad en la gama, harán siempre un buen papel si se trata de armonizar con los platos--NAZARIO MATOS..
Helena Rivero cogió el testigo de su padre, el conocido empresario Joaquín Rivero.
Una sola botella de Tradición reposa mucho más tiempo del exigido por el Consejo Regulador para su comercialización. Así por ejemplo, un palo cortado posee una vejez media de 37 años o un oloroso llega a los 42. Para ello su filosofía es determinante: autolimitar su saca anual e ir extrayendo una mínima parte para comercializar. Valor y coraje para unos resultados únicos, como asegura Helena Rivero, “todos los años son buenos, sin excepción”. Algo conocido en los numerosos certámenes más prestigiosos, nacionales e internacionales, donde han recibido innumerables galardones.
Como en el colegio
Ediciones limitadas en las que la trazabilidad marca todas sus etiquetas con el número de botella, año y la saca. Estamos hablando de vinos criados según los parámetros del siglo XIX, época en la que alcanzaron su mayor esplendor. Los mejores mostos son envejecidos minuciosa y artesanalmente, con ‘rociado’ manual, sin clarificar ni estabilizar en frío y, por supuesto, olvidando darle color, añadir azúcares… por esto los atributos originales del vino quedan intactos. Y son "rompecopas" como dicen en las bodegas por allí: límpidos y sumamente brillantes.
Los vinos de Bodegas Tradición son "rompe copas", limpios y brillantes.
Vinos muy especiales que requieren una pericia inigualable a cargo del capataz José Luis Blandino y José María Quirós, enólogo. Son los sabios encargados de clasificar los mostos para dirigirlos a crianza biológica u oxidativa (o ambas). Y Blandino lo explica de esta manera tan bonita: “Se buscan vinos muy neutros, calmados, que aprenden de los mayores, de las botas más viejas, como en el colegio; comienzan salvajes y rebeldes y luego se van tranquilizando”.
Vinos para pensarlos
Helena Rivero asevera que “no son vinos de feria. En cambio, son versátiles, perfectos para acompañar las comidas y para momentos de meditación y gran introspección". Más allá del trago fácil son vinos para pensarlos y disfrutar de sus grandes cualidades que, debido a sus especiales características y variedad en la gama, harán siempre un buen papel si se trata de armonizar con los platos--NAZARIO MATOS..