TIERRA DE VINO - PAN Y QUESO:: PÀGINA Nº 2
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Este testimonio de primera mano fue ignorado por los historiadores de finales del siglo XV y principios del XVI, que se centraron siempre su labor religiosa y como docente del Príncipe Juan de Aragón, ocultando esta empresa sin duda más importante. Un menosprecio en el que también cayeron los cronistas de los Reyes Católicos y todos sus antiguos biógrafos. El silencio, por ejemplo, de Andrés Bernáldez, historiador y capellán de Diego de Deza en Sevilla, fue flagrante. En su «Historia de los Reyes Católicos» no hizo mención alguna a esta labor que, sin duda, conoció. Tampoco Pedro Mártir de Anglería −humanista al servicio de Isabel y Fernando, famoso por sus escritos acerca del descubrimiento de América− ni Gonzalo Fernández de Oviedo −primer cronista de las Indias recién descubiertas− registraron el papel jugado por Deza en la empresa de Colón. Y eso que este último conoció a nuestro protagonista, a pesar de lo cual decidió omitir por completo su participación en el descubrimiento en su «Historia general de las Indias» o las bibliografías que escribió.
El ascenso del fraile y el marino
Diego de Deza había nacido en 1443, ocho años antes que el navegante, aunque sus caminos no se cruzaron hasta 1486, cuando el primero tenía 43 primaveras y el segundo, 35. Cuando se produjo el feliz encuentro entre ambos en Salamanca, Colón llevaba ya nos seis años dándole vueltas a la idea de alcanzar las Indias por una nueva ruta. En realidad no estaba solo en esto. En Portugal, país en el que residía desde 1479, eran bastantes los navegantes inmersos en la carrera por circunnavegar África para llegar al mismo destino por Oriente. La diferencia es que el genovés creía que debía atravesar el Atlántico.
Por su parte, en 1479, Diego de Deza sucede a Pedro de Osma como responsable de la cátedra de Prima de Teología de la Universidad de Salamanca. Hasta allí había llegado nueve años después de ingresar en el monasterio de los dominicos en San Ildefonso, en su localidad natal, y finalizar sus estudios en Salamanca como discípulo de intelectuales como Antonio de Nebrija y Alfonso de Madrigal. Pronto se convirtió en una figura de primer orden en la ciudad, a raíz de lo cual tuvo la oportunidad de iniciar su relación con los Reyes Católicos tras una visita de estos por aquellas tierras en 1480. La impresión que les causó fue tan buena que, seis años después, le nombraron maestro del príncipe heredero Don Juan, único varón de los monarcas. A esta idea había llegado al estudiar los numerosos mapas y cartas marítimas que había heredado de su suegro −tras casarse ese mismo año en Lisboa con Felipa Moniz de Perestrelo, hija de un antiguo gobernador de Porto Santo−, así como toda la información que este había recopilado durante sus años de navegante por el Atlántico. Después de analizar toda esa documentación, Colón leyó los textos de viajeros como Marco Polo, Plinio El Viejo, Silvio Piccolomini y Pierre d’Ailly. Después se aprendió al detalle el mapa dejado por el matemático y marino Paolo dal Pozzo Toscanelli, fallecido poco antes, y finalmente ideó su proyecto.. NAZARIO MATOS..
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Este testimonio de primera mano fue ignorado por los historiadores de finales del siglo XV y principios del XVI, que se centraron siempre su labor religiosa y como docente del Príncipe Juan de Aragón, ocultando esta empresa sin duda más importante. Un menosprecio en el que también cayeron los cronistas de los Reyes Católicos y todos sus antiguos biógrafos. El silencio, por ejemplo, de Andrés Bernáldez, historiador y capellán de Diego de Deza en Sevilla, fue flagrante. En su «Historia de los Reyes Católicos» no hizo mención alguna a esta labor que, sin duda, conoció. Tampoco Pedro Mártir de Anglería −humanista al servicio de Isabel y Fernando, famoso por sus escritos acerca del descubrimiento de América− ni Gonzalo Fernández de Oviedo −primer cronista de las Indias recién descubiertas− registraron el papel jugado por Deza en la empresa de Colón. Y eso que este último conoció a nuestro protagonista, a pesar de lo cual decidió omitir por completo su participación en el descubrimiento en su «Historia general de las Indias» o las bibliografías que escribió.
El ascenso del fraile y el marino
Diego de Deza había nacido en 1443, ocho años antes que el navegante, aunque sus caminos no se cruzaron hasta 1486, cuando el primero tenía 43 primaveras y el segundo, 35. Cuando se produjo el feliz encuentro entre ambos en Salamanca, Colón llevaba ya nos seis años dándole vueltas a la idea de alcanzar las Indias por una nueva ruta. En realidad no estaba solo en esto. En Portugal, país en el que residía desde 1479, eran bastantes los navegantes inmersos en la carrera por circunnavegar África para llegar al mismo destino por Oriente. La diferencia es que el genovés creía que debía atravesar el Atlántico.
Por su parte, en 1479, Diego de Deza sucede a Pedro de Osma como responsable de la cátedra de Prima de Teología de la Universidad de Salamanca. Hasta allí había llegado nueve años después de ingresar en el monasterio de los dominicos en San Ildefonso, en su localidad natal, y finalizar sus estudios en Salamanca como discípulo de intelectuales como Antonio de Nebrija y Alfonso de Madrigal. Pronto se convirtió en una figura de primer orden en la ciudad, a raíz de lo cual tuvo la oportunidad de iniciar su relación con los Reyes Católicos tras una visita de estos por aquellas tierras en 1480. La impresión que les causó fue tan buena que, seis años después, le nombraron maestro del príncipe heredero Don Juan, único varón de los monarcas. A esta idea había llegado al estudiar los numerosos mapas y cartas marítimas que había heredado de su suegro −tras casarse ese mismo año en Lisboa con Felipa Moniz de Perestrelo, hija de un antiguo gobernador de Porto Santo−, así como toda la información que este había recopilado durante sus años de navegante por el Atlántico. Después de analizar toda esa documentación, Colón leyó los textos de viajeros como Marco Polo, Plinio El Viejo, Silvio Piccolomini y Pierre d’Ailly. Después se aprendió al detalle el mapa dejado por el matemático y marino Paolo dal Pozzo Toscanelli, fallecido poco antes, y finalmente ideó su proyecto.. NAZARIO MATOS..