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Algunos (mi persona, única y exclusivamente) no hemos agradecido lo suficiente los detallazos de Nacho, el logroñés de Malva, ni tampoco hemos valorado lo suficiente el haber tenido la oportunidad de conocer personalmente a Irene, la entrañable uruguaya de Malva. Nunca es tarde para celebrar estas amistades y mandarles un fuerte abrazo.
A base de whatsapazos y telefonazos muchos de nosotros nos hemos mantenido en contacto pero el foro, de no ser por Madrileña, por Nacho y algún que otro aventurero, se nos ha venido bastante abajo. ¡Con lo bonito que era!
El pasado domingo se cumplió un año desde que me desperté con aquel dolor en el pecho que terminó dando con mis huesos en un hospital donde, a base de serrar, cortar, pegar, coser y otras perrerías me vinieron a arreglar (parece que bien) alguna tubería atascada. Aprovecho para dar las gracias a todos los que se interesaron por mí.
Buenos días a la concurrencia que aunque sea escasa, se la ve de primera calidad.
Madre mía! Qué recuerdos me trae ésta foto.
El árbol parece níspero pero eso que está entre dos ramas es una piña de un pino
Lo parece y lo es. El fruto es una piña piñonera y no una ilusión óptica. Más bien una ocurrencia del dueño.
El árbol parece níspero pero eso que está entre dos ramas es una piña de un pino
Restos de lo que fue un gran palacio.
¡Salud!... Y hasta la vista.
Alguien me ha dicho hoy, que estaba como una regadera vieja.
Así que dicho y hecho. Primero una verdurita, después un pollo de corral de casa y de postre una tarta con forma de corazón. Todo ello regado con mucho amor y sobre todo tiempo.
Aunque en ésta sociedad nuestra, San Valentín es más la fiesta del consumo, no tiene porqué. Una buena comida y un buen postre, me parece una bonita manera para celebrar.
Yo soy más de San Calentín, por aquello de mantener la llama viva. Y no me estoy refiriendo a la llama animal mamífero y si a la chispa entre dos personas que un día emprendieron un proyecto en común.
Y es que aunque no nos podemos quejar de las temperaturas al mediodía, todavía no podemos ir en piernas.
Por San Valentín (14 de febrero), enamorados hasta d (el) calcetín.